Mientras el número de casos positivos de Covid-19 incrementa cada día, en muchos puntos de vacunación en el país se ven filas, sin embargo, no de personas sino de sillas vacías; aparentemente gran parte de la población tiene dudas sobre la importancia de la vacunación y desconoce su relación con la reactivación económica.
En ese sentido, se debe destacar que la inmunización de una parte significativa de los bolivianos podría permitir al Gobierno relajar las medidas restrictivas sobre las actividades económicas. Este hecho significaría, a su vez, un aumento de la producción de las empresas en general. Por lo tanto, se establecería un escenario más favorable para la creación de empleos y consumo de bienes y servicios.
Es decir que, en cuanto más pronto se logre la inmunidad de grupo (70% de la población vacunada, según la Organización Mundial de la Salud), más pronto se reactivaría la economía. Por esa razón, los gobiernos de todo el mundo están haciendo enormes esfuerzos, para garantizar las dosis necesarias para su gente. De lo contrario, los gobiernos deberán reforzar o volver a aplicar medidas restrictivas, frente a los rebrotes de la enfermedad y apariciones de variantes más contagiosas.
Contexto nacional
La corona-crisis ha desencadenado una serie de efectos negativos en la economía boliviana, tales como: una contracción considerable del comercio, incremento del desempleo y del empleo informal, cierre de empresas, especialmente micro, pequeñas y medianas y, de igual manera, aumento de la pobreza.
Para respaldar esos efectos, se puede tomar en cuenta, por ejemplo: el decrecimiento esperado del PIB del 2020 estimado en 5,9%, de acuerdo al Banco Mundial (BM); la tasa de desempleo del 2020 calculada en 8,4%, según el Instituto Nacional de Estadística (INE); el incremento de la informalidad hasta superar el 80%, de acuerdo a la Fundación Konrad Adenauer en Bolivia; el cierre de más de mil empresas en todo el país, en los primeros meses de esta gestión, según Fundempresa; y, por último, con base en las proyecciones para el 2020 de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), la pobreza extrema subió en el país de 12,1% a 14,7% y la pobreza moderada de 31,1% a 37,5%.
En ese lienzo estadístico, se dibuja un panorama desalentador, pero también es necesario resaltar que, en realidad, no todo es desfavorable. Pues, por una parte, la CEPAL, en diciembre pasado, proyectó un crecimiento del 5,1% del PIB nacional para el 2021, basándose principalmente en la estimación de un efecto rebote y una inoculación oportuna para la población —actualmente, se está actualizando este dato—. Por otra parte, al mes de marzo, la tasa de desocupación en el área urbana disminuyó a 8,1% (la más baja desde el pico de la pandemia del Covid-19 en julio de 2020 que alcanzó el 11,6%), según reportes preliminares del INE. Además, Fundempresa indicó que se han registrado más de 4 mil empresas en estos meses. Por lo tanto, la economía, da señales de una tendencia hacia la recuperación.
Por lo tanto, en palabras sencillas, Bolivia aún padece de una enfermedad (crisis económica) y se encuentra en condiciones graves (alta vulnerabilidad al cierre de empresas, desempleo y pobreza). Los expertos afirman que tendrá una pronta recuperación (crecimiento económico, según organismos internacionales) y el Gobierno trabaja en conseguir los medicamentos (dosis para vacunar a la población). El país, de a poco, se siente mejor anímicamente (signos de recuperación) y para continuar así no solo necesita de los tomadores de decisiones, sino también de la ciudadanía. En ese punto, todos nosotros tenemos un rol importante: vacunarnos.
Ciudadanía
Si imaginamos que nuestras familias son las células de nuestro cuerpo económico, entonces, se comprende mejor que cualquier acción que sigamos influirá en la salud del país. Es decir que cuando las personas decidimos asistir a los centros de vacunación y recibir las dosis respectivas y también convencemos a otros de hacer lo mismo, se producen una serie de impactos positivos: se relajan o suspenden las medidas restrictivas sobre las actividades económicas, por ejemplo, los negocios pueden abrir sus puertas libremente, de esa manera, se da un aumento en la producción de las empresas formales —e igualmente de los emprendimientos informales—, se crean más empleos, por ende, la tasa de desocupación se reduce y se incrementa el consumo de bienes y servicios.
Asimismo, a nivel internacional, al ver que nuestra salud se ha recuperado atraemos a la inversión externa a nuestro país, en el escenario perfecto para aquellos que desean aprovechar un momento histórico excepcional, para incrementar sus utilidades en el mediano y largo plazo.
Entonces, para el Gobierno acelerar el proceso de vacunación tiene la misma importancia que para la gente recibir voluntariamente las vacunas. Para expresarlo de una forma gráficamente, la mano izquierda sostiene una vacuna y la mano derecha un montón de billetes. Es decir que existe una correlación directa entre el proceso de vacunación masiva y la reactivación económica.
Reactivación
Finalmente, se debe subrayar que se tendrá que esperar una lenta recuperación, por ejemplo, los niveles de empleo no regresarán rápidamente a la situación en la que se encontraban antes de la pandemia y, muy posiblemente, la calidad de empleo no sea la mejor, debido a que se prevé que el mercado informal absorba a gran parte de los trabajadores, incluso a los profesionales.
En ese orden de ideas, se debe mencionar que las mujeres han sido particularmente afectadas porque su participación en el mercado laboral formal se ha reducido significativamente.
Igualmente, la persistencia de la pandemia debería obligar a los tomadores de decisiones no solo a responder con políticas económicas más eficientes, para facilitar la reactivación, sino también a repensar la orientación de las políticas de gasto e ingresos públicos. Pues, la Covid-19 nos ha mostrado la facilidad con la cual se pueden expandir las brechas de desigualdad, formalidad/informalidad y sistemas de protección social y de salud.
En suma, si queremos quitar el manto de incertidumbre sobre la velocidad y sostenibilidad de la recuperación económica, debemos impulsar el proceso de vacunación.
Este viernes (21 de mayo), el presidente de la Cámara de Diputados, Freddy Mamani adelantó que, en los próximos días, se priorizará la vacunación a choferes, gremiales y maestros que sean mayores de 40 años. Debido a que, según el asambleísta, estos sectores son más propensos a contagiarse del virus. En ese contexto, es necesario preguntarse si esa decisión sería la mejor y está justificada por un conjunto de criterios, bajo las circunstancias descritas, o está orientada a responder a los pedidos de los sectores sociales afines al Gobierno.
Autor: Carlos Andrés Torrico Monzón
Carlos Andrés Torrico Monzón es director del Círculo de Investigación en Estudios para el Desarrollo de Latinoamérica (CIED-Latinoamérica), investigador socioeconómico, escritor y periodista.