En una polémica entrevista, Evo Morales expresó su temor hacia el presidente Luis Arce y pidió públicamente que no se atente contra su vida. «Le digo de frente: Lucho, no me mates. No he hecho ningún daño, sólo he luchado contra la corrupción y vamos a seguir luchando contra la corrupción», declaró al medio argentino Canal Red Latinoamérica.
Desde el Trópico de Cochabamba, donde se encuentra su base de operaciones, Morales aseguró que «Lucho dijo a sus ministros que a Evo hay que agarrarlo muerto o vivo». Según él, esta instrucción fue escuchada por militares. Estas declaraciones se dan en un contexto de creciente tensión dentro del Movimiento al Socialismo (MAS), el partido gobernante.
El expresidente indicó que 2.500 seguidores lo protegen actualmente en el Chapare, mientras enfrenta denuncias de delitos como trata y estupro en Bolivia y Argentina. Hasta el momento, Morales no se presentó ante la justicia y permanece en su bastión político, donde recientemente se registraron bloqueos carreteros liderados por cocaleros.
Respecto a su situación judicial, Morales evitó profundizar, pero sus declaraciones coincidieron con un contexto de división interna en el oficialismo, en el que se han intercambiado acusaciones mutuas de corrupción.
El exmandatario también reiteró sus intenciones de postularse a la presidencia en 2025. Aseguró que su candidatura sería posible si el Tribunal Supremo Electoral respeta la Constitución. «Si eso sucede, yo soy candidato y garantizo la democracia con una victoria segura», afirmó.
Morales defendió su papel como líder del MAS y acusó al actual gobierno de debilitar al partido. «Hemos construido un proyecto político que ahora quieren destruir desde dentro», señaló.
Las acusaciones de Morales contra Arce han generado un fuerte debate político en Bolivia. «Estas declaraciones solo buscan desestabilizar al gobierno,» señaló un analista político en referencia a la entrevista.
A medida que se acercan las elecciones de 2025, la disputa entre Morales y Arce se intensifica, marcando un profundo quiebre en el MAS y en la política boliviana.