La corrupción y la falta de dólares continúan siendo graves problemas para la economía boliviana bajo el gobierno de Luis Arce, quien ha tenido que reemplazar a cuatro ministros en dos años debido a acusaciones de corrupción.
Incluso el ex presidente Evo Morales, mentor de Arce, ha admitido que hay causas «indefendibles» en cuanto a la corrupción, aunque se compromete a respaldar al actual gobierno hasta el final de su mandato.
La reciente intervención y cierre del Banco Fassil ha llevado al gobierno a tomar medidas similares a una «desdolarización» de los ahorros, lo que implica que los depositantes recibirán sus dólares en moneda nacional a una tasa de cambio oficial, a pesar de que en el mercado negro el tipo de cambio es mucho más desfavorable.
Las acusaciones de corrupción han llevado a la renuncia de varios ministros, como Juan Santos Cruz, quien ocupaba el cargo de Medio Ambiente y se le acusa de cobrar sobornos a cambio de contratos de obras públicas.
El presidente Arce ha tenido que reemplazar a otros ministros, como Wilson Cáceres, Edwin Characayo y Adrián Quelca, todos ellos involucrados en actos de corrupción.
El ex ministro de gobierno Carlos Romero ha afirmado que Bolivia está viviendo la mayor ola de corrupción en su historia, y junto con la ex ministra Teresa Morales, ha presentado denuncias contra funcionarios de la empresa estatal de petróleo.
La situación ha llevado a que el procurador general anuncie que también investigará los casos de corrupción del gobierno actual, tras haberse concentrado previamente en casos de pedofilia y denuncias contra sacerdotes católicos.
La crisis de corrupción coincide con otros problemas para el gobierno de Arce, como el escándalo relacionado con vehículos robados que fueron regalados a organizaciones sindicales y al parlamento boliviano, lo que generó críticas y demandas de explicaciones.
La gestión de las empresas estatales también ha sido cuestionada, como en el caso de la aerolínea estatal BoA, que enfrenta serios problemas y ha sido objeto de quejas por parte de los pasajeros debido a retrasos y cancelaciones.
A pesar de estos desafíos, el presidente Arce insiste en la creación de 42 nuevas empresas estatales y en adoptar el yuan como moneda de transacción, a pesar de la preferencia de los comerciantes por utilizar dólares en sus transacciones con China.
La economía boliviana se enfrenta a una tormenta perfecta de corrupción y problemas financieros, lo que genera preocupaciones sobre su futuro y la necesidad de abordar estos desafíos de manera efectiva.