Tras la renuncia y fuga del tirano y su cúpula, la Asamblea Legislativa quedó en el limbo hasta que el propio prófugo pidió que sean alteños los nuevos presidentes las cámaras legislativas (ratificado en el audio con Yujra en el que pide bloquear los alimentos a las ciudades).
Copa y Choque llegaron a las presidencias sin ninguna trayectoria dentro del «instrumento». Es más, sobre Choque había denuncias de procesos pasados que, en honor a la verdad, fueron esclarecidos en su tiempo.
De Copa nadie sabía nada. Era apenas una referencia de una estudiante de la UPEA que un día causó bochornos y fue expulsada. Es más, se llamaba Mónica.
Pero los medios, los benditos medios, se encargaron de rebautizarla Eva, como para darle un génesis al MAS, y luego de las negociaciones para pacificar el país, con Murillo y la gente de Camacho lado a lado, la desconocida senadora pasó a ser «el rostro de la joven mujer aymara que proyecta una nueva política de concertación». (Revisar medios y editoriales de diciembre de 2019).
Es más. La Ley de prórroga de mandato firmada por Añez tuvo a su derecha y en Palacio a Copa. Ambas levantaron la Ley 160 del 20 de enero 2020, cerrando la tensión social y volviendo a electoralizar al país.
La prensa y los analistas se llenaban la boca de elogios a la joven alteña. «Las mujeres logran acuerdos», agregaban. Peor cuando a ambas se unió la titular del Tribunal Supremo de Justicia. «Tres mujeres dirigen Bolivia», «Bolivia tiene nombre de mujer», etc.
Hoy Copa ya es alcaldesa sin haber hecho más campaña que una proclamación en la Ceja y su visita a las montañas como escaladora. Eso, obvio, también fue «noticia» para algunos medios.
Eva es el nuevo «evismo», acaba de decir un amigo periodista, tras conocer que la candidata de Jallalla roza el 80% de la intención de voto válido en El Alto.
El colega, como analista, cree que Copa es la «respuesta rebelde contra la cúpula masista». Y ahí sale la analista masista (miembro de la Fundación Cultural del BCB junto a otros añejos comunistas) para aclarar que Copa nunca dejó de ser masista y que declaró públicamente que su corazón siempre será azul. Increíble, pero coincido con ella.
El tercer analista, muy estudioso del ámbito electoral, acabó diciendo que Copa es todo un fenómeno con mucha proyección (¿Nacional? ¿Copa presidenta 2025?).
Yo solo cuestiono: ¿Qué plan tiene Copa para El Alto? Ninguno, pero le basta decir que «es tiempo de dar oportunidad a los jóvenes» para ganar el voto de ocho de cada diez alteños de base masista. Ella representa para algunos «la valiente resistencia contra la golpista camba». Otros creen que «ella nomás es conocida, pues». Otros alteños creen que ella «es parte del pueblo» (los mismos masistas que empapelaban las calles alteñas en 2015 denostando de forma discriminadora a Chapetón como una simple «sirvienta de Samuel»).
¿Qué hizo Copa por El Alto como senadora? Nada. Hasta fue abucheada cuando fue a votar a Ciudad Satélite, donde no vive pero que seguro fue movida por disposición del TSE. Claro, ese barrio «no es parte del pueblo», dicen los delincuentes, y por eso tuvo que soportar el asedio y cerco masista en aquellas noches de terror de noviembre.
Finamente, Copa fue la principal bloqueadora de las leyes que planteaba Añez. Se fue sin aprobar el préstamo contra el Covid y no dio pie al ascenso de militares.
Copa fue apoyada por los medios desde su «aparición», pero también por la clase política que quería seducirla y entronarla para que el MAS pierda influencia parlamentaria (foto tomada en Santa Cruz el 24 de enero de 2020).
Algo queda marcado. Copa será alcaldesa con dos tercios de concejales y podrá hacer y deshacer en El Alto. Pobre Sole, no quedará ni una plaqueta suya de pie.
Luego, las bases del masismo, los sindicalistas y los fundamentalistas andinos, hoy simuladamente distanciados, volverán a ser uno para impulsar un otro proyecto nacional en este juego de «occidente aplasta oriente».
Analistas, medios y políticos andinocentristas ya quedaron fascinados y desean que lo que tenga que pasar que pase. Solo espero que no estemos ante un nuevo caudillismo fundamentalista que en un lustro repita la tiranía de la que apenas tuvimos un breve e insuficiente respiro.
Copa es el MAS, señores, aunque vista de rojo….
Autor: Iván Rada