Les decía a algunos amigos opos, hace un par de años, «la narrativa del golpe se debe desmontar con la verdad de la sucesión constitucional». Sordos o muy autosuficientes, dejaron que pase…
Le decía a un colega, muy requerido como líder de opinión, «por qué los medios siguen el juego y llaman golpe a todo». Su respuesta casi condescendiente, «no, Iván, la gente sabe que no hubo golpe». Y así la mass media dejó que pase…
Ahora la narrativa (la mentira) es parte de tesis académicas que hablan del «discurso de odio de la generación pitita». La mentira está impresa en textos de Ciencias Sociales para las promos. La mentira es titular en todos los medios, ya sin el «supuesto». La mentira se expone en juzgados con vil sinvergüenzura. La mentira se presenta en libros llenos de fotos y testimonios sesgados. La mentira ya hace dudar a la casera del kiosko o al chofer del truffi.
La clase política, esa generación que todavía cree en que con Quiroga Santa Cruz «sería diferente» o que va a mirar al cine el último documental del carnicero che Guevara, son quienes no comprenden las dinámicas de la política, son quienes llevan al país y su opinión pública al despeñadero. Son quienes creen que todo se soluciona con «notables» o «meritocracia». Son quienes odian al liberalismo clásico porque creen que el centro es mejor, y llaman centro a Lula o a Petro.
Uds., señores, ustedes dejaron que pase…