El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, revocó este lunes la decisión del gobierno de Joe Biden de retirar a Cuba de la lista de patrocinadores del terrorismo, un giro que tensa aún más las relaciones bilaterales y provoca reacciones inmediatas desde La Habana.
Miguel Díaz-Canel, presidente del régimen cubano, calificó la decisión como un «acto de arrogancia y desprecio por la verdad», en un mensaje publicado en la red social X. Díaz-Canel acusó además a Trump de imponer sanciones económicas durante su primer mandato, lo que, según él, agudizó la escasez de bienes en la isla y forzó a miles de cubanos a emigrar hacia Estados Unidos.
La decisión de Trump mantiene a Cuba en la lista de patrocinadores del terrorismo, una designación impuesta por el mismo mandatario republicano en 2021 al final de su primer mandato. Esta medida interrumpe los esfuerzos recientes de la administración Biden, que había negociado con Cuba la liberación de más de 500 prisioneros como parte de un plan más amplio mediado por el Vaticano.
“El anuncio de Biden era un paso en la dirección correcta,” declaró un portavoz del régimen cubano la semana pasada, aunque señaló que el embargo comercial estadounidense, vigente desde la Guerra Fría, seguía representando una «guerra económica» contra la isla.
La liberación de prisioneros, muchos de ellos detenidos durante las protestas antigubernamentales de julio de 2021, había sido considerada un gesto humanitario. Sin embargo, con la decisión de Trump, el futuro de estas liberaciones queda en incertidumbre. «La represión que enfrentaron esas protestas fue condenada por Estados Unidos, la Unión Europea y grupos de derechos humanos», recordó el analista político Carlos Alarcón.
Además, el gobierno de Biden había revocado restricciones impuestas por Trump en 2017, permitiendo transacciones financieras con entidades cubanas y limitando la aplicación de la controvertida Ley Helms-Burton, que permite demandas contra empresas que operan en propiedades confiscadas tras la revolución de 1959.
Con la vuelta de Trump a una postura más agresiva hacia Cuba, el panorama económico y diplomático podría recrudecerse. «Este es un regreso a una política de presión máxima que no deja espacio para el diálogo», advirtió Alarcón.
Las tensiones entre ambas naciones ahora enfrentan un nuevo capítulo, mientras las decisiones de la Casa Blanca generan reacciones en ambos lados del estrecho de Florida. «Trump parece decidido a desmantelar cualquier avance que haya hecho la administración anterior», concluyó el analista.