El exministro de Gobierno de Bolivia, Carlos Romero, ha arremetido contra el actual ministro de Gobierno, Eduardo Del Castillo, acusándolo de enviar personas a jueces y fiscales para ofrecer beneficios a cambio de montar casos en su contra. En una entrevista en Radio Compañera, Romero tildó a Del Castillo de cobarde y lo llamó «vocero de narcotraficantes». El exministro también aseguró que ha recibido información de que están intentando «deshacerse» de él, de dos diputados evistas y del expresidente Evo Morales.
Según Romero, el supuesto operador político de la Vicepresidencia, Paolo García, ha visitado a siete jueces y juezas en nombre del ministro de Gobierno para ofrecerles beneficios a cambio de montar casos en su contra. Romero afirmó que también hay otros operadores políticos que han visitado jueces, fiscales y policías para preguntarles si están dispuestos a montar casos en su contra. El exministro dijo que a cambio se ofreció beneficios políticos y reconocimientos en la carrera judicial y/o policial.
El exministro negó las acusaciones del ministro de Gobierno, quien lo acusó de planear un golpe de Estado contra el gobierno del presidente Luis Arce Catacora. Romero preguntó cuánto vale la patria para proteger a narcotraficantes a cambio de dar una puñalada a la seguridad e imagen del país. Romero aseguró que no se encontrará nada para incriminarlo y que en este tiempo hay que tener valor para denunciar estas irregularidades.
Romero también afirmó que el expresidente Morales le llamó para alertarlo de que quieren deshacerse de él, de dos diputados evistas y del propio presidente Evo Morales. Romero lamentó la persecución en su contra y de gente de su entorno.
El ministro de Gobierno, Eduardo Del Castillo, recomendó al expresidente Morales evaluar su amistad con Romero y mencionó que, si en 2019 lo traicionó, no dudará en volver a hacerlo. Sin embargo, Romero rechazó ese extremo y preguntó a Del Castillo y a algunos funcionarios cuánto vale la patria para proteger a narcotraficantes a cambio de dar una puñalada a la seguridad e imagen del país.
Las acusaciones mutuas entre el exministro Romero y el actual ministro Del Castillo ponen en evidencia la tensión política en Bolivia. La situación se agrava por las acusaciones de supuestos operadores políticos que visitan a jueces y fiscales para ofrecer beneficios a cambio de montar casos. La denuncia de Romero también pone en entredicho la integridad de la justicia boliviana y su capacidad para actuar con imparcialidad.