Las últimas elecciones nacionales y subnacionales, realizadas en medio de una pandemia que azota a todo el mundo, reflejaron cómo los partidos políticos (sean de derecha o izquierda como les gusta denominarse) se pelean o insultan. Pero cuál el verdadero interés de estos señores y señoras que buscan el Poder.
Las autoridades del Tribunal Supremo Electoral (TSE) y los representantes de las diferentes delegaciones internacionales que visitaron el país para hacer el seguimiento a los comicios en Bolivia (18 de octubre 2020 y 7 de marzo de 2021) destacaron la calidad democrática del pueblo boliviano para emitir su voto.
Pero detrás las bambalinas, sigue la pregunta ¿quiénes se benefician con el voto del pueblo?
Desde el retorno a la democracia aquel 10 de octubre de 1982, en Bolivia no hubo un corte a la democracia, excepción de lo que no se quiere reconocer sobre lo ocurrido en noviembre de 2019, los bolivianos vivimos todos las formas de la democracia formal, incluida las dictaduras militares.
Pero sigue la pregunta quién se beneficia del voto del pueblo, a quien le atribuyen su respeto y devoción cuando se trata de pedir el voto. Luego de la fiesta democrática, aparece el verdadero rostro de quienes hasta le besaron la mano al ciudadano para pedir el apoyo.
Porque, a penas se hacen cargo del poder, vienes las medidas, en su mayoría malas, porque siempre atentan contra el bienestar del pueblo y le obligan a éste a salir a las calles para protestas y en casos extremos dar la vida por la reivindicación social.
Por eso la población debe saber que cuando elige a un gobernante, decide apoyar a quien a futuro será su verdugo.
Por eso la democracia solo beneficia a los politiqueros que buscan el poder para satisfacer el bienestar de los ricos, no del pueblo.
Aquél ciudadano del llano si supiera que con su voto, la nueva autoridad tiene tantos beneficios que no gasta ni en el papel higiénico que utiliza, porque todo lo que usa o consume se compra con dinero del pueblo, es decir, de su bolsillo no sale un centavo para comprar víveres, ropa o los viajes que se dan. Lo hace con el dinero que es de los contribuyentes.
Las últimas elecciones subnacionales ha sido la muestra más clara, porque los candidatos ofrecieron de todo y los que ganaron, a ver si cumplen el uno por ciento de lo que comprometieron.
El pueblo tiene que darse cuenta que con su voto se aprovechan para vivir felices los politiqueros de siempre, mientras ellos tiene que sufrir para conseguir una fuente de trabajo o poder llevar el pan a la boca.
La historia nos pone en la disyuntiva de buscar nuestro propio destino y ese es el camino que debe elegir el pueblo boliviano.
Autor: Walter Pérez B.