La crisis por la escasez de combustible en Bolivia se agudiza y desata protestas en Santa Cruz, la principal región económica del país. Este jueves, ciudadanos salieron a las calles golpeando ollas vacías en señal de protesta, mientras largas filas de vehículos continúan en las estaciones de servicio.
«Santa Cruz y Bolivia viven días de angustia y zozobra. Nuestras familias están demostrando que no hay qué echarle a la olla», denunció Omar Rivera, presidente de la Federación Departamental de Juntas de Vecinos de Santa Cruz. El dirigente calificó la situación como un «desgobierno» y anunció que su sector se sumará a futuras movilizaciones.
En la protesta, mujeres marcharon con cacerolas vacías, mientras los hombres portaban la bandera boliviana. «¿Qué queremos? ¡Combustible!», coreaban los manifestantes en el centro de la ciudad, exigiendo una solución inmediata al problema de abastecimiento.
Ante la creciente crisis, el presidente Luis Arce anunció diez medidas para enfrentar la falta de combustibles, entre ellas horario continuo laboral, teletrabajo y clases virtuales. Sin embargo, estas acciones han sido criticadas por diversos sectores, que consideran que no atacan el problema de fondo.
El Gobierno insiste en que la escasez se debe a la falta de dólares para importar combustibles y ha solicitado al Legislativo la aprobación de créditos externos por más de 1.600 millones de dólares para restablecer la liquidez en la economía. «Es urgente aprobar estos préstamos para garantizar el abastecimiento», declaró Arce.
Desde el oficialismo, se acusa a la oposición y a sectores del Movimiento al Socialismo (MAS) afines a Evo Morales de bloquear la gestión del Ejecutivo al frenar la aprobación de los créditos. Mientras tanto, la crisis sigue afectando a la población, con un impacto directo en el transporte y el comercio.
El problema no es nuevo: desde 2023, Bolivia enfrenta una grave escasez de dólares, y en 2024 la falta de combustibles se ha convertido en un problema recurrente. En los últimos días, la situación ha empeorado, generando un ambiente de incertidumbre y malestar social.
En un intento por mitigar el problema, el Gobierno autorizó a YPFB a comprar dólares y activos virtuales para costear la importación de combustibles. Sin embargo, la incertidumbre persiste, y las protestas en Santa Cruz podrían replicarse en otras regiones si no se encuentran soluciones efectivas en el corto plazo.