Porque en la era de las social media la información y su difusión dejó de ser monopolio de los mass media.
El riesgo, sin embargo, de esa aparente libertad digital se tornó en infodemia, saturación de información y las fake news, que no son «errores» sino que responden al diseño de noticias para torcer y manipular la verdad.
Algunos medios optaron por incluir una sección de «noticias verificadas» en sus portales, donde se identifican los post o fanpage que usan y falsifican la marca (isotipo) o nombre de la empresa para publicar mentiras.
En Bolivia son dos las empresas que trabajan en aquello con equipos de personas que hacen el fact checking de noticias dudosas. Esa tarea no es simplona como algunos creen, porque no se trata de «navegar» un rato. Hay que buscar los datos con herramientas específicas para no tener dudas de la veracidad o falsedad de un hecho. Empero, su labor no debería sobrepasar las funciones de la prensa o periodismo «regular», porque pasarían de ser verificadoras a agencias noticiosas.
¿Son las verificadoras necesarias? Claro que sí, pues existe mucha alteración en las redes sociales. ¿Son la última palabra las verificadoras? Por el momento sí, pues su labor y manejo de datos hasta hoy no fue desmentida ni contradicha. ¿Quiénes financian a las verificadoras? ONGs, cooperación internacional y alianzas mediáticas. No existe subvención gubernamental, ni debe haber alguna, porque contaminaría la labor con intereses fiscales. ¿Imaginan que se inventen una «verificadora plurinacional de noticias»? Sería el tope de la sinvergüenzura y otro despilfarro para pagar con el dinero de los contribuyentes a esos ociosos «guerrilleros digitales».
Eso sí, repito, las verificadoras no deben pasarse al lado de las agencias o diarios digitales, porque ahí ya editorializarían sus contenidos, y hacer editorial implica tomar partido por un ámbito de la realidad concreta.
La «objetividad», la «imparcialidad», el «pluralismo», el «equilibrios», etc., son temas para otro debate y que compete solo al nicho de los medios masivos de comunicación.
Autor: Iván Rada