Las autoridades sanitarias de Chile iniciaron el miércoles una nueva fase en la campaña de vacunación contra la COVID-19 con la inyección de terceras dosis a los colectivos que por edad son teóricamente más vulnerables a la enfermedad, lo que se saldó en el primer día con más de 65.000 beneficiados.
Esta campaña de refuerzo ha arrancado por los mayores de 86 años vacunados en marzo con Sinovac, de origen chino, e irá bajando por franjas de edad. El ministro de Salud, Enrique Paris, confía en que «se vacune la misma cantidad de gente que se vacunó con primera y segunda dosis», en un llamamiento a la colaboración ciudadana.
Aunque la pandemia parece más controlada en Chile –el miércoles se detectaron 633 casos, lejos del pico de abril de más de 9.000–, Paris ha advertido del riesgo de expansión de la variante delta, de la que se han identificado por el momento 78 casos en el país sudamericano.
El Gobierno de Sebastián Piñera teme que esta variante provoque repuntes como los registrados en otras partes del mundo. «La variante delta nos tiene preocupados», ha declarado el ministro de Salud, en una entrevista a la emisora Cooperativa en la que ha asegurado que 15 de los casos detectados proceden de España.
En este sentido, ha defendido las medidas de control adoptadas en el aeropuerto, según la cuales quienes dicen estar vacunadas y no pueden demostrarlo «no pueden entrar». «Por eso exigimos PCR 72 horas antes, por eso exigimos cuarentena cuando llegan a Chile», ha explicado.