Mis «recuerdos del Face» postean un caso de 2017, cuando cuestionaba la falta de tacto o sentido común en los medios a tiempo de presentar casos policiacos.
Hoy, cinco años después, no hemos avanzado ni aprendido absolutamente nada. (Obvio, los grandes medios ni sus presentadores me leen pues).
Se ha cuestionado al jovenzuelo ministro de Gobierno por presentar a todos los arrestados y aprehendidos ante los medios. Es más, este joven petardero junto al comandante de la Policía inventaron el chaleco de «aprehendidos» con el cual se exhibe a todo aquel que cae en sospecha delictiva. Eso sin contar los otros chalecos rojos que este muchacho comenzó a poner a quienes son sorprendidos bebiendo dos chelas en la calle o durmiendo la mona tras un finde explosivo. La idea es avergonzar y escarmentar al ciudadano.
Una yapa, Del Castillo, como buen alumno de los Linera, Moldiz y otros marxistas de sesgo terrorista, también amenazó con exponer ante las cámaras a esas personas desaparecidas que luego son encontradas en fiestas o fugadas en pareja. «Hacen gastar plata», dice.
Pero el tema de fondo es la presunción de inocencia.
Ya lo explicó el triste ministro de Justicia, la ley prohíbe la exposición pública salvo conformidad firmada. Hay que agregar la calidad infraganti a aquello.
Otros culpan a los medios. Y tienen razón. Porque son los medios los que mandan a los camarógrafos a sacar fotos o captar las imágenes de los «supuestos delincuentes».
El Código de Ética Periodística también exhorta a salvaguardar la presunción de inocencia, respetar la dignidad e intimidad de las personas y proteger la identidad, salvo… salvo que sean sucesos «que involucren un interés justificado y demostrable».
El otro Código de Ética de la CSTPB (ni en eso la prensa es seria con dos códigos campeantes) dice que los periodistas tienen la obligación de salvaguardar la intimidad y vida privada, «salvo que vulnere las leyes y normas que vulneren al país» (SIC)
Entonces hay una serie de salvedades, a cual más abstracta o subjetiva, que dan carta libre para mostrar a los cacos, monrreros, cogoteros, asesinos, feminicidas, etc., de cada día.
Ahora bien, algunos editores de prensa despistados creen que usando el nefasto «habría» o escribiendo con iniciales cumplen su rol ético.
Si leyeran ambos códigos de ética periodística y la normativa constitucional y penal referida, se darían cuenta de que basta nombrar «el presunto autor del hecho», por ejemplo.
Nada de basura intelectual de «el sujeto Pepe A. Z. habría cometido el hecho en el que la víctima habría perdido la vida». ¡Basura!
Aquel 2017 una adolescente fue reportada como persona desaparecida. Luego fue hallada en Perú donde relató todo un drama de trata de personas.
Al volver al país se desdijo y no pudo sostener el caso o sentar denuncia.
Los medios, que le habían (habíamos) dado plena cobertura con nombre y apellido, tomando las declaraciones que hizo a canales peruanos, luego viraron el tema porque ella denunció acoso público por haber contado una verdad a medias.
Entonces los mismos medios que la habían expuesto con nombre y apellido, luego la entrevistaron sin nombrar su apellido y difuminando su rostro.
No Mentirás (foto) juntó ambos extremos en pantalla. Mientras Xiomi era entrevistada con lentes oscuros e imagen pixelada, en pantalla compartida continuaba su foto con nombre completo y en primer plano. Incoherencia plena en vivo.
Con la actual polémica con el ministro, el tema debería llevar a los medios, policía y administradores de justicia a un debate que lance conclusiones útiles para la sociedad.
¿Se puede o se debe presentar a los sospechosos de delitos en cámaras?
¿Los medios deben dar cobertura a esas presentaciones?
¿Sirve a la sociedad el conocer o reconocer los rostros de los sospechosos de algún ilícito?
Finalmente, y les dejo tarea de tesis para derecho o comunicación, hay que unificar y consolidar la normativa vigente en una sola línea interpretativa sobre los derechos civiles a la privacidad, dignidad, intimidad y ante todo aportar en la figura de presunción de inocencia que hoy, sino desde 2006, es la excepción y no la regla en tiempos de la inquisidora justicia plurinacional…