Si fuera Áñez, Mesa o Camacho quien estuviera al mando del país y emitiera un decreto para postergar el censo para 2024, sin duda alguna que los carteles masistas ya hubieran activado juicio por incumplimiento de deberes y anunciarían boqueo de carreteras hasta las últimas consecuencias.
Cobistas, mineros, bartolinas, colonizadores, etc., estarían en pie de guerra, violentos como son, dinamitando calles y carreteras como en agosto de 2020 cuando trabaron el paso de oxígeno y luego quedaron impunes, si hasta pusieron sus nombres en edificios como si fueran ellos los mártires de la democracia.
En fin. Hoy, como los INEficientes son ellos, los azules, inventan toda clase de mentiras para desligar su responsabilidad que está llevando al país a una convulsión social y política que, más allá de subsanar en unos días, dejará marcas IRRECONCILIABLES a corto y mediano plazo. Arce, dicho de otro modo, ha terminado de dividir a Bolivia sin darse cuenta (porque lúcido no es el guitarrista / basquetbolista).
Hablaron que el «golpe» (su muletilla favorita como antes era eso de «vendepatria») dificultó el proceso censal, luego que la pandemia, después que las lluvias en la amazonía e incluso que la guerra en Europa.
Hoy salen a inventar que las cartografías son complicadas cuando tuvieron diez años para «descomplicarse». Añaden que administrativamente es complejo hacer tantas contrataciones, cuando el tirano cocalero inventó aquello de «le meto nomás» en ese contexto de burocracia estatal.
Seguro los voceros del régimen saldrán a decir que la culpa es de los municipios y gobernaciones por no haber avanzado en sus cartografías. Claro, solo mencionarán a algunos gobernadores y alcaldes, no a Copa, a ella la justificarán de cualquier modo porque masista azul no pisa a masista celeste.
La semana definitiva para el país ha comenzado y si se evidencia que detrás de todo está un cálculo político de dos personajes (con un asesor terrorista en común) que queden en la historia como responsables de la muerte y confrontación entre bolivianos.
El régimen del coyuntural no quiere censo, no solo por el tema político de reasignación de escaños legislativos sino por el factor económico que más allá del pacto fiscal (que jamás se cumplió con el censo anterior) implicaría dejar la billetera centralista a las regiones. «Distribuir», en términos keynesianos que muy bien conocen Arce y los demás economistas made in UMSA.
Bolivia retrocedió casi a 2006 en sus reservas y tanto al deuda externa como interna son las mayores de la historia. Y el panorama es peor si se proyecta el gasto público sostenido para los siguientes años. Si el masismo hasta tuvo que prestarse 40 millones de verdes de Fonplata para este censo ¡con un «pagaré» hasta 2042!
Cálculo político y descalabro financiero.
Por eso el censo pronto no se activará, y no es la fecha de la encuesta cuando todos somos obligados a quedarnos en casa sino el periodo de aplicación y cumplimiento de los resultados. Ese es el fondo del asunto…