Las tensiones entre Estados Unidos y China han puesto a las tierras raras en el centro de la guerra tecnológica, pero hay un metal menos conocido que podría cambiar el futuro de los semiconductores: el rutenio. Este elemento, extremadamente escaso, se perfila como una alternativa clave al cobre en los circuitos integrados.
Desde hace décadas, el cobre ha sido esencial en la fabricación de chips, gracias a su alta conductividad eléctrica, resistencia a la corrosión y facilidad de procesamiento. Sin embargo, su aplicación no fue sencilla en un inicio, ya que tiende a filtrarse en el silicio, degradando su estructura. «Toda la industria siguió los pasos de IBM y el cobre tuvo que ser tratado de una forma innovadora que ha funcionado bien durante más de 20 años», explicó Jon Yu, analista de tecnología y editor de The Asianometry.
IBM resolvió este problema en 1998 al desarrollar un revestimiento protector para evitar la contaminación del silicio. No obstante, la industria busca nuevas soluciones para mejorar el rendimiento de los chips, y ahí es donde entra en juego el rutenio. «Ahora creo que la industria probablemente está considerando el rutenio como el próximo gran avance en interconexiones más allá del cobre», agregó Yu en una conversación con el analista tecnológico Ben Thompson.
A diferencia del cobre, el rutenio ofrece una conductividad similar sin necesidad de barreras protectoras. Su mayor ventaja es su extraordinaria resistencia a la corrosión, lo que permite crear conexiones más eficientes y duraderas.
El problema es su disponibilidad. El rutenio es uno de los metales más escasos del planeta, representando solo el 0,0000002% de la corteza terrestre. Sus principales reservas se encuentran en Sudáfrica, Rusia, Zimbabue, Canadá y Estados Unidos, lo que podría convertirlo en un nuevo punto de conflicto geopolítico si su demanda se dispara.
Si la industria adopta el rutenio como estándar, su impacto en el mercado de semiconductores podría ser significativo. Con las grandes potencias en una carrera por el dominio tecnológico, este metal exótico podría convertirse en un recurso estratégico tan codiciado como el litio o el galio.