La descarga de combustible en el puerto chileno de Arica volvió a interrumpirse este jueves, profundizando la incertidumbre sobre el abastecimiento en Bolivia. El buque Mishell, que había comenzado a descargar en la terminal Sica Sica tras la mejora del clima el miércoles, detuvo nuevamente sus operaciones y regresó a posición de anclaje al mediodía.
La periodista chilena Ximena Astudillo, especializada en transporte marítimo, confirmó el hecho y señaló que actualmente no existen restricciones climáticas en la bahía de Arica. “El Mishell estaba descargando hasta el mediodía, pero ahora está anclado. Las condiciones del mar permiten operar, así que no es por el clima”, declaró a El Deber.
Desde el 21 de abril, al menos seis buques esperan autorización para descargar combustible, uno de los cuales permanece en espera desde enero. La decisión final recae en la Armada de Chile, aunque, según Astudillo, “desde el miércoles no existen impedimentos meteorológicos para seguir con las operaciones.”
A pesar de la presión social por la escasez de diésel y gasolina en Bolivia, YPFB no ha emitido ningún comunicado oficial sobre el avance de las descargas ni sobre los motivos de la interrupción. “Hay mucha opacidad. En Chile las empresas públicas entregan información, pero en este caso no. Están en el mundo del siglo XX”, criticó Astudillo.
El ministro de Hidrocarburos, Alejandro Gallardo, aseguró que cisternas con combustible comenzarían a llegar entre viernes y sábado desde diversos puntos de importación. “Estamos utilizando el puerto de Arica, puertos en Perú y otro puerto en Chile”, dijo. También afirmó que se han gestionado permisos especiales para facilitar el tránsito desde territorio peruano.
YPFB había anunciado una ventana operativa del 28 al 30 de mayo para ejecutar las descargas como medida de emergencia para enfrentar el desabastecimiento. Sin embargo, la falta de avances visibles y los cambios constantes en el cronograma siembran dudas sobre la eficiencia del plan.
El regreso del buque a anclaje, sin explicación técnica por parte de la estatal petrolera, ha generado alarma en medio de las protestas sociales y bloqueos que se registran en varias regiones del país. La ciudadanía exige transparencia y soluciones inmediatas.
Mientras tanto, la situación se agrava en surtidores de distintas ciudades, donde las filas se extienden por cuadras y los conductores esperan hasta tres días para acceder a carburantes. El hermetismo institucional solo alimenta el descontento en plena crisis energética.