Una ola de boicots a productos de Estados Unidos se ha ido gestando en Canadá y Europa, impulsada por un creciente sentimiento nacionalista y en respuesta a las políticas del expresidente Trump. El movimiento, aún incipiente, se basa en compartir listas de alternativas y apoyar bienes fabricados en territorios locales.
En Canadá, la polémica alcanzó un nuevo nivel tras comentarios de Trump, quien calificó a su vecino del norte de “el estado 51 de EE. UU.”. Esta declaración encendió un sentimiento patriótico que se ha traducido en un notable aumento en la venta de banderas canadienses y en campañas de boicot contra mercancías estadounidenses, tanto en comercios como en plataformas digitales.
El fenómeno no se limita al norte; en Europa se observa un movimiento similar. Un grupo danés de Facebook, ‘Boykot varer fra USA’, con 66,000 seguidores, y una comunidad sueca, «Bojkotta varor fran USA» con más de 50,000 miembros, comparten listas de productos estadounidenses y sus sustitutos europeos, resaltando la necesidad de apoyar a la industria local.
El impulso del boicot se ha visto reflejado en la plataforma BuyFromEU, que reúne a 127,000 miembros en Reddit y promueve el consumo de bienes y servicios fabricados en Europa. Además, la web Buy European Made facilita a los consumidores la búsqueda de empresas europeas por categoría y país, mostrando el auge de esta tendencia en el continente.
El Grupo Salling, propietario de marcas como Føtex, Bikka y Netto, ha dado un paso adicional: ha comenzado a identificar sus mercancías con una estrella para destacar los productos «Made in Europe». Su director, Anders Hagh, aseguró en LinkedIn que el objetivo es facilitar a los clientes la compra de marcas locales, sin intención de eliminar productos extranjeros.
Una reciente encuesta en Suecia revela que aproximadamente el 78% de los ciudadanos apoya la idea de boicotear los productos de Estados Unidos, con una inclinación mayor entre las mujeres jóvenes, donde el 91% de las encuestadas de 18 a 34 años se declara partidaria de excluir los productos USA de su cesta de consumo.
Aunque el comercio entre la UE y Estados Unidos sigue siendo masivo, con exportaciones que ascendieron a 975.900 millones de dólares en 2024, el boicot se presenta como un símbolo del cambio en la hegemonía del consumo global. Esta tendencia refleja el deseo de los ciudadanos por reducir la dependencia de marcas estadounidenses y fortalecer las economías locales, en un contexto marcado por tensiones geopolíticas y la búsqueda de alternativas más sustentables.