La ciudad de La Paz no está preparada para enfrentar fenómenos naturales como lluvias, granizadas y riadas, advirtió este lunes Raúl Daza, presidente de la Sociedad de Ingenieros de Bolivia, Departamental La Paz. Sus declaraciones surgen tras la mazamorra en Bajo Llojeta que dejó una niña fallecida y numerosas familias afectadas.
“Hace un par de semanas ya habíamos alertado que nuestra ciudad no estaba preparada para la época de lluvias. Se han movido 50 mil toneladas de tierra, eso no ocurre de un día para otro”, afirmó Daza, al referirse al desastre ocurrido el sábado por la noche.
El ingeniero cuestionó la falta de previsión del municipio paceño para mitigar estos eventos. “No existe un programa integral de rehabilitación y prevención. No podemos esperar a que sucedan emergencias para tomar acciones”, agregó.
A pesar de estas críticas, la Alcaldía de La Paz presentó recientemente un plan de prevención de lluvias, priorizando emergencias en las cuencas Choqueyapu, Orkojahuira, Irpavi, Achumani y Huayñajahuira. Sin embargo, el alcalde Iván Arias reconoció limitaciones. “Los recursos son insuficientes para atender emergencias”, señaló en esa ocasión.
El Servicio Nacional de Meteorología e Hidrología (Senamhi) había emitido una alerta naranja la semana pasada por lluvias y posibles desbordes de ríos en La Paz y otros tres departamentos. La alerta, vigente hasta el 25 de noviembre, destacó el riesgo de inundaciones en áreas vulnerables.
Daza enfatizó que la mazamorra de Bajo Llojeta evidencia la necesidad de reforzar la infraestructura y los sistemas de drenaje. “No podemos permitir que eventos previsibles cobren vidas y destruyan hogares. Esto requiere un enfoque urgente y coordinado”, subrayó.
Vecinos afectados también manifestaron su preocupación. “Esto pudo haberse evitado con un mejor mantenimiento de las cuencas y drenajes. Estamos cansados de vivir con miedo cada vez que llueve”, expresó un residente de la zona afectada.
La tragedia en Bajo Llojeta es un llamado a las autoridades para priorizar la planificación preventiva en una ciudad donde las lluvias continuarán siendo una amenaza recurrente.