La historia de América prehispánica suele ser presentada bajo la idea de un «paraíso terrenal», un relato que idealiza las sociedades indígenas antes de la llegada de los europeos. Sin embargo, esta visión simplista ignora las complejas dinámicas de poder, sometimiento y violencia que marcaron la realidad de estos pueblos. En su libro Nada por lo que pedir perdón, el politólogo argentino Marcelo Gullo Omodeo desafía esta narrativa y cuestiona el discurso del indigenismo contemporáneo, señalando que los sistemas de dominación y opresión eran comunes entre las civilizaciones precolombinas. A través de un análisis crítico, Gullo no solo revisa el papel de España en la historia de América, sino que también denuncia las consecuencias políticas y sociales de fomentar mitos que fragmentan la unidad cultural y política de Hispanoamérica.
El sometimiento en el mundo indígena prehispánico
El relato de un «paraíso terrenal» en América antes de la llegada de los españoles ha sido sostenido por diversos sectores que promueven el indigenismo. Sin embargo, Marcelo Gullo Omodeo, en su libro Nada por lo que pedir perdón, desmonta esta visión, destacando que las civilizaciones indígenas estaban marcadas por sistemas de sometimiento y violencia interna.
En el Nuevo Mundo reinaba el canibalismo, los sacrificios humanos y la prostitución. En el actual territorio de Argentina, entre los indios mocovíes, cuando una familia con un hijo recién nacido emigraba, la familia daba muerte al hijo para que no resultase una incómoda carga. En la actual Colombia, cerca de la ciudad de Popayán, los indios pijaos tenían como práctica capturar a todas las mujeres de sus enemigos para abusar de ellas y entre otras cosas eran antropófagos. Entre los guaraníes la prostitución era impuesta por los padres a las hijas y esposas.
En México, la hegemonía azteca se basaba en la explotación de otras naciones, como los tlaxcaltecas, quienes eran obligados a entregar no solo bienes materiales, sino también vidas humanas destinadas a sacrificios rituales. Según Gullo: «La élite azteca había hecho de la carne humana su principal alimentación».
En los Andes, el Imperio Inca ejercía un control brutal sobre los pueblos sometidos, utilizando recursos y vidas humanas como instrumentos del poder imperial. Prácticas como el capacocha reflejan esta realidad: niños y niñas eran sacrificados en rituales religiosos, elevados a montañas para morir en nombre de la autoridad divina del Sapa Inca. Además, los incas utilizaban la piel de los vencidos para fabricar tambores y sus cráneos para elaborar vasos, símbolos de dominación y temor.
El rol español y la crítica al indigenismo contemporáneo
La llegada de los españoles a América supuso un cambio profundo en las dinámicas de poder, aunque no estuvo exenta de errores. Según Gullo, la conquista española debe entenderse como un esfuerzo sin precedentes por instaurar valores cristianos y sistemas de justicia en un contexto de violencia generalizada. En palabras del autor: «La conquista de América fue uno de los mayores intentos que el mundo haya visto por hacer prevalecer la justicia y los valores cristianos en una época brutal y sanguinaria».
En contraste, las potencias coloniales protestantes, como Inglaterra y Holanda, adoptaron un enfoque puramente extractivo, sin establecer infraestructuras educativas o sistemas de integración social comparables. Por ejemplo, mientras España fundaba la Universidad de San Marcos en 1551, Francia no estableció la Universidad de Argel hasta 1909, casi cuatro siglos después del inicio de su colonización en África.
La balcanización de Hispanoamérica
El indigenismo contemporáneo, promovido por líderes políticos como Evo Morales y Gustavo Petro, plantea un retorno al pasado prehispánico como un modelo ideal. Sin embargo, Gullo argumenta que esta visión mitificada ignora las condiciones reales de sometimiento y violencia entre los pueblos indígenas. Además, advierte que la promoción de múltiples naciones y lenguas dentro de un mismo territorio fragmenta la unidad cultural y política de los estados, debilitándolos frente a intereses externos.
En palabras de Gullo: «La balcanización de Hispanoamérica no es un accidente, sino una estrategia que beneficia a las élites financieras globales.» La fragmentación étnico-lingüística, impulsada bajo la bandera del indigenismo, impide que las repúblicas hispanoamericanas enfrenten los desafíos globales con cohesión y fortaleza.
Una revisión necesaria de la historia
Marcelo Gullo denuncia una falsificación histórica impulsada por las potencias protestantes tras la derrota católica en las guerras de religión. Esta narrativa, reforzada desde la Revolución Francesa, demoniza a España como un opresor, mientras oculta los crímenes de otras potencias coloniales.
El autor concluye que el indigenismo radical no es más que un instrumento de manipulación ideológica, diseñado para perpetuar la división en América Latina.
Referencias
- Gullo Omodeo, M. (2021). Nada por lo que pedir perdón. Editorial Ariel.
- Pérez, J. (2001). El legado español en América Latina. Madrid: Taurus.
- López, M. (2008). La conquista: mito y realidad. Buenos Aires: Sudamericana.