Las impactantes predicciones de Baba Vanga, la mística búlgara conocida por sus visiones sobre el futuro, vuelven a ser objeto de debate ante los últimos acontecimientos globales. Según sus seguidores, la caída de Siria sería el preludio de una «gran guerra» en 2025, marcando el inicio de un período sombrío para la humanidad.
Baba Vanga, nacida en 1911 y ciega desde los 12 años tras un tornado que la dejó gravemente herida, ha sido recordada por acertar eventos históricos como la disolución de la Unión Soviética y la caída de las Torres Gemelas. Sin embargo, su predicción sobre un conflicto apocalíptico en el Medio Oriente ha generado inquietud. «Tan pronto como Siria caiga, se espera una gran guerra», aseguró en una de sus crípticas visiones.
El interés por sus profecías ha resurgido recientemente, especialmente tras los conflictos en Siria y la conquista de Alepo por rebeldes. Estas circunstancias parecen dar un inquietante contexto a las palabras de la mística, quien vaticinó que Oriente Medio sería el epicentro de eventos decisivos para el mundo.
En 2024, las predicciones de Baba Vanga adquirieron relevancia tras pronósticos alarmantes, como un atentado contra Donald Trump y condiciones climáticas extremas. Aunque no todas sus visiones han sido verificadas, su legado continúa fascinando y dividiendo al público entre creyentes y escépticos.
A lo largo de su vida, se le atribuyeron aciertos como la fecha de la muerte de Stalin, el hundimiento del submarino Kursk y el devastador tsunami de 2004. «Sus palabras son una advertencia que debemos tomar en serio», afirma Emil Dimitrov, investigador búlgaro y defensor de sus profecías.
Por otro lado, los críticos consideran que las interpretaciones de sus visiones son vagas y abiertas a especulación. «Es fácil conectar eventos pasados con profecías ambiguas», señala la historiadora Ana Petrovic.
La incertidumbre global y la inestabilidad geopolítica parecen alimentar el temor en torno a 2025. Algunos ven las palabras de Baba Vanga como una advertencia apocalíptica, mientras otros las toman como un recordatorio de los desafíos que enfrenta la humanidad.
En cualquier caso, las visiones de esta mística ciega siguen dejando una huella imborrable, impulsando reflexiones sobre el futuro y nuestras responsabilidades colectivas ante un mundo cambiante. «Es un llamado a la preparación y a la acción, no al miedo», concluye Dimitrov.