La semana pasada se informó que los medios con más publicidad estatal son los canales ATB y Abya Yala, con más de un millón de bolivianos en promedio al mes. Esa cifra no toma en cuenta otros contratos con empresas estatales e instituciones autárquicas, entre otras, y sólo incluye los que entrega el Viceministerio de Comunicación.
En sentido contrario, numerosos medios obtienen contratos de publicidad por montos muy reducidos o simplemente están marginados de esas campañas.
Entre los que están por completo al margen de las campañas estatales se encuentran Página Siete, Los Tiempos, El Diario y ANF. Portales digitales como Brújula Digital o Cabildeo tampoco firmaron contratos con el Estado.
Otros reciben montos reducidos: medios con reconocida trayectoria e incidencia en las audiencias como las radios Fides y Erbol, además de El Deber, Unitel, Red Uno y otros firmaron contratos con el Ministerio de la Presidencia, pero por montos limitados.
Por ejemplo, radio Erbol suscribió contratos por 276.000 bolivianos desde el inicio del gobierno de Arce, es decir menos que la radio Bartolina Sisa (aliada al MAS), que en ese mismo periodo registra convenios por 297.000 bolivianos.
El Deber suscribió contratos por un monto de 179.200 bolivianos, mientras los diarios La Razón y Extra percibieron cuatro millones de bolivianos.
La Estrella del Oriente tiene contratos por 527.000 bolivianos y La Palabra del Beni, por 517.500.
Bolivia TV, ATB y Abya Yala se llevan la mayor parte
Entre noviembre de 2020 y julio de 2022, el canal estatal percibió 52,4 millones de bolivianos por difusión de publicidad y transmisión de los actos del presidente Luis Arce, según el recuento de los contratos.
La red ATB percibió al menos 31,9 millones de bolivianos, mientras Abya Yala, 22,5 millones, es decir, entre los tres medios recibieron el 54% de la publicidad del ministerio de la Presidencia.
Durante el gobierno de Evo Morales (2006-2019) se denunció la asignación de la publicidad estatal en base a criterios de afinidad política, lo que fue calificado por periodistas como intentos de realizar “asfixia económica” contra los medios independientes.
Ahora se repite ese mismo escenario, se “castiga” a los medios que forman parte de la llamada “corporación mediática” y se beneficia con contratos millonarios a los medios considerados afines al Gobierno.