Bolivia está a punto de perder su rol estratégico en el mercado energético sudamericano, mientras Argentina y Brasil avanzan en proyectos propios que dejarían al país sin mercados de exportación, sin tránsito de gas y con una infraestructura gasífera en ruinas. Así lo advirtió el exministro y experto en hidrocarburos, Álvaro Ríos, quien denunció en sus redes que esta situación es resultado de años de mala gestión y abandono del sector.
“Bolivia se quedará sin mercados de exportación de gas, sin tránsito de gas y con gasoductos chatarra. Es otra herencia del MAS”, escribió Ríos, en referencia a las consecuencias del modelo aplicado en los últimos 18 años. La alarma llega cuando Paraguay, Argentina y Brasil ya trabajan en un nuevo gasoducto regional que no incluye a Bolivia, debido a la inestabilidad política y social que afecta su confiabilidad como proveedor.
Argentina, por su parte, apunta a convertirse en el principal proveedor de gas de Sudamérica, con metas ambiciosas: 270 millones de metros cúbicos diarios hacia 2040, según la consultora internacional Wood Mackenzie. La estrategia contempla infraestructura moderna y acuerdos con gigantes energéticos, además de rutas que ya abastecen a Chile, Uruguay y Brasil.
Uno de los proyectos clave es el ramal Uruguaiana-Porto Alegre, que conectaría directamente a Argentina con el sistema brasileño, reduciendo así la dependencia del gasoducto boliviano. “Argentina está estratégicamente posicionada para convertirse en el principal proveedor de la región”, afirmó Javier Toro, gerente senior de Wood Mackenzie, citado por el medio digital brasileño clickpetroleoegas.com.b.
Desde la Fundación Jubileo, el analista Raúl Velásquez recordó que entre 2007 y 2023, YPFB recibió casi 7.000 millones de dólares para exploración y explotación, pero la producción de hidrocarburos cayó un 55% desde 2015. “¿En qué se gastaron esos recursos?”, cuestionó en su cuenta de X. Además, denunció que las alertas se encendieron hace una década, pero el foco del Gobierno estaba en la reelección presidencial.
Velásquez fue más allá al denunciar que las instancias técnicas de YPFB sabían del problema desde hace más de 10 años: “La Vicepresidencia de Operaciones debió advertir la pérdida de mercados y la Vicepresidencia de Fiscalización, la caída de producción y falta de exploración”, escribió. Las declaraciones fueron una respuesta directa al actual presidente de la estatal petrolera, Armin Dorgathen, quien afirmó que los créditos que se gestionan no resolverán la escasez de combustibles a corto plazo.
La pérdida de mercados no es un temor a futuro, sino un proceso en marcha. Bolivia ha dejado de ser confiable para sus antiguos socios energéticos, quienes ahora apuestan por alternativas más seguras y sostenibles. La falta de inversiones, planificación estratégica y visión a largo plazo colocan al país al borde de una crisis energética con consecuencias económicas y geopolíticas de gran magnitud.
Expertos coinciden en que si no se toman medidas urgentes para reactivar el sector, Bolivia quedará fuera del mapa energético regional, relegada a ser un país con gas que ya no tiene a quién vender, ni cómo transportarlo.