El presidente Luis Arce ingresa a su tercera gestión con una división al interior de su propio partido entre sus afines, “luchistas”, y los leales a Evo Morales, “evistas”. Ambos bloques impulsan a sus líderes para las elecciones generales del bicentenario de Bolivia. De forma paralela, también padece la mayor crisis social de su gobierno por el conflicto que desató la reprogramación del Censo de Población y Vivienda para el 2024.
El informe de gestión comenzó alrededor de las 11.20 y terminó a las 14.02. Arce se refugió en la lectura de cifras durante casi todo su discurso, sólo en la parte final se refirió sobre los conflictos que enfrenta su gobierno.
“Deben estar seguros que no nos mueven ambiciones personales, ambiciones económicas ni ambiciones de poder. Nos mueven principios y valores revolucionarios que nunca se doblegarán y nunca se doblegaron”, dijo el jefe de Estado ante la Asamblea Legislativa que reflejaba la división de los legisladores de su partido.
En cada pausa que ofrecía Arce para descansar su discurso, sus afines lo ovacionaban y apoyaban con estribillos. En contraste, los “evistas” guardaron silencio junto a un cartel decía “Leales siempre, traidores nunca al MAS-IPSP”.
“Los que sembraron odios, racismo y confrontación entre hermanos no nos arrancarán los sueños, ni mucho menos nuestra firme determinación de seguir trabajando por mejores días para nuestras hijas, hijos, para nuestros nietos y nietas”, arengó el primer mandatario sin referirse a la nueva oposición que tiene su gobierno en el Legislativo.
La pasada jornada, el diputado del Movimiento Al Socialismo Héctor Arce sostuvo que la bancada del partido en función de Gobierno en la Asamblea Legislativa está fracturada y dividida por culpa de los primeros mandatarios, Luis Arce y David Choquehuanca.
La disputa entre ambos bandos se agudizó por la pugna interna para reconformar las jefaturas y directivas dentro del partido para el nuevo periodo legislativo 2022-2023. En la pasada gestión legislativa, era muy evidente el predominio de los “evistas” en cargos jerárquicos dentro del partido en el Legislativo. Sin embargo, para esta nueva reestructuración, la disputa fue por la renovación y la democratización regional de los cargos, lo que disgustó a los leales de Evo Morales que provienen principalmente del Trópico de Cochabamba.
“Deben estar seguros que no nos mueven ambiciones personales, ambiciones económicas ni ambiciones de poder. Nos mueven principios y valores revolucionarios que nunca se doblegarán y nunca se doblegaron. Estoy seguro hermanos, hermanas, que no traicionaremos el mandato que el pueblo nos dio en las urnas el 18 de octubre del 2020”, resaltó el presidente de Bolivia antes de concluir su intervención.