El Tribunal Supremo Electoral (TSE) de Bolivia ha decidido posponer las elecciones judiciales del 1 al 15 de diciembre, citando la «conflictividad social» que atraviesa el país. La medida, anunciada este jueves, responde a la dificultad de llevar adelante las actividades programadas en medio de bloqueos y movilizaciones.
«La situación social afecta de manera determinante el desarrollo normal del calendario electoral, incluyendo el sorteo y capacitación de jurados, así como la designación de notarios electorales», explicó el TSE en un comunicado oficial. La institución hizo hincapié en la necesidad de diálogo y soluciones rápidas para garantizar que el proceso electoral avance sin más retrasos.
Actualmente, las carreteras en varias regiones permanecen bloqueadas, afectando principalmente a Cochabamba. Estos bloqueos son liderados por sectores de las bases del Movimiento al Socialismo (MAS) afines a Evo Morales, quienes exigen la renuncia del presidente Luis Arce.
«Confiamos que a través del diálogo y la concertación los problemas sociales sean resueltos en el plazo más breve posible», manifestó el TSE, subrayando que las elecciones judiciales son cruciales para el sistema de justicia en Bolivia y deben contar con una logística adecuada para su desarrollo.
La postergación ha generado reacciones diversas en el ámbito político. Mientras algunos actores ven en esta medida una decisión prudente, otros expresan preocupación por el impacto de la crisis social en los procesos democráticos. Analistas consideran que la tensión política y social podría complicar aún más la realización de las elecciones judiciales.
«Esta es una situación inédita y peligrosa», señaló un experto en derecho electoral. «La democracia en Bolivia necesita estabilidad y transparencia, y esta postergación refleja la magnitud de la crisis que enfrenta el país».
El TSE ha reiterado su compromiso de asegurar que el proceso se lleve a cabo en las mejores condiciones posibles, e instó a los sectores en conflicto a permitir el paso de sus funcionarios para garantizar la preparación adecuada de la jornada electoral.
La situación actual de Bolivia plantea serios desafíos a las instituciones y podría determinar el futuro del sistema judicial, así como la confianza en los procesos democráticos del país.