El próximo Gobierno de Bolivia, que asumirá funciones en 2025, heredará la factura más alta por deuda externa registrada en dos décadas: $us 8.383 millones a pagar entre 2026 y 2030. Así lo revela un informe del Ministerio de Economía, que advierte sobre un panorama financiero marcado por vencimientos millonarios, reservas internacionales en caída libre y un endeudamiento que se arrastra desde gestiones anteriores.
Economistas coinciden en que la carga financiera acumulada durante los gobiernos del MAS, bajo Evo Morales y Luis Arce, pondrá a prueba la estabilidad económica. “Solo en 2026, el país deberá desembolsar $us 1.714 millones. Es una salida masiva de dólares que refleja el crédito adquirido durante estos veinte años de gobierno”, advirtió el especialista Germán Molina.
Los datos oficiales muestran que en 2006, cuando Morales asumió por primera vez, la deuda externa era de $us 4.942 millones. Para abril de 2025, bajo la presidencia de Arce, la cifra ya alcanzaba los $us 13.674 millones. En paralelo, los pagos anuales por servicio de deuda se dispararon: entre 2021 y abril de 2025, Bolivia desembolsó $us 5.822 millones solo para cumplir con sus acreedores.
Carlos Aranda, del Centro de Estudios de Políticas Públicas para la Libertad (Populi), explicó que gran parte de la presión actual proviene del vencimiento de bonos soberanos emitidos en 2017, cuando el MAS controlaba dos tercios del Legislativo. “Esos bonos nos están pasando la factura ahora, con cuotas cercanas a los $us 2.000 millones anuales”, señaló.
La situación se agrava por la debilidad de las reservas internacionales, que en 2014 alcanzaban $us 15.123 millones, pero para abril de este año se redujeron a solo $us 2.618 millones. Según el economista Rubén Arias, esta realidad limita drásticamente la capacidad de Bolivia para cumplir con sus obligaciones sin recurrir a más deuda. “En 2024 recibimos $us 574 millones en desembolsos, pero pagamos más del doble solo por el servicio de deuda. Es insostenible”, afirmó.
A este escenario se suman otros factores críticos: una deuda interna de Bs 69.240 millones, importaciones de combustibles por $us 1.356,5 millones solo en el primer semestre de 2025, un dólar paralelo que llegó a superar los Bs 17 y una inflación acumulada de 16,92% hasta julio, más del doble de lo proyectado oficialmente.
Los expertos advierten que sin reformas profundas —como recortes en el aparato estatal, eliminación de subsidios insostenibles y renegociación con acreedores internacionales—, el próximo Gobierno se verá atrapado en un círculo vicioso de deuda y déficit. “Cualquier plan fracasará si se mantiene una política fiscal irresponsable. No podemos seguir gastando más de lo que recaudamos”, subrayó Aranda.
El desafío para los próximos mandatarios es monumental: estabilizar las finanzas, recuperar las reservas y restaurar la confianza en la economía nacional en medio de un escenario internacional incierto. Y, como advierte Arias, “no será cuestión de un par de años; es una crisis que tomará tiempo y decisiones impopulares para resolver”.