El ministro de Gobierno, Eduardo Del Castillo, acusó públicamente al expresidente Evo Morales de incitar a la violencia durante los bloqueos en Bolivia, los cuales han provocado tensiones en diversas regiones. Según Del Castillo, Morales habría pedido a sus seguidores intensificar los enfrentamientos, a fin de generar víctimas fatales. “Denunciamos a la comunidad internacional y al pueblo boliviano que lamentablemente el señor Morales ha pedido hoy a sus seguidores que necesitan mayores enfrentamientos para conseguir muertos y derramamiento de sangre”, manifestó Del Castillo a través de sus redes sociales.
La declaración del ministro se realizó en medio de los llamados «bloqueos de la impunidad», protestas organizadas por sectores afines al MAS que exigen cambios en políticas judiciales. En este contexto, Del Castillo alertó a la población a no caer en las provocaciones de los bloqueadores. “Son capaces de todo con tal de que las niñas víctimas de violación no tengan justicia”, aseguró, haciendo referencia a recientes casos que han causado controversia en el país.
Morales, por su parte, ha rechazado tales acusaciones, afirmando que las protestas son una respuesta legítima a las injusticias y calificando de “manipulación política” las denuncias del Gobierno. Según el exmandatario, su lucha es por «la justicia social» y no tiene fines violentos.
El exministro de la Presidencia, Juan Ramón Quintana, cercano a Morales, también hizo comentarios polémicos días antes, en los que mencionó la necesidad de “defender la dignidad de los pueblos”. Según Del Castillo, estas declaraciones, junto con las de Morales, “evidencian un plan de desestabilización”.
En respuesta, el Gobierno ha reforzado las medidas de seguridad en áreas afectadas por los bloqueos, asegurando que la policía intervendrá para proteger la paz social. Del Castillo enfatizó: “No permitiremos que Bolivia vuelva a una época de enfrentamientos y muertes entre hermanos”.
La denuncia ha generado opiniones divididas en el ámbito político, mientras algunos sectores consideran que el Gobierno está exagerando la situación, otros apoyan la intervención de las fuerzas de seguridad para evitar posibles enfrentamientos. «La paz social es prioridad en Bolivia y no vamos a permitir que se siembre el miedo en nuestras calles», añadió el ministro.
En las próximas semanas se esperan nuevas protestas y movilizaciones de sectores opositores y afines al MAS. Mientras tanto, el país sigue expectante ante el desarrollo de este conflicto, con sectores llamando al diálogo para evitar una mayor escalada de violencia en las protestas.