El geo politólogo hispanista Marcelo Gullo Omodeo, argentino de nacimiento y profesor universitario, en un interesante libro “Nada por lo que pedir perdón”, escribe sobre una gigantesca falsificación de la historia universal.
Hace un paralelo entre la conquista de la católica España en América y la de los estados protestantes como Holanda, Alemania, Inglaterra y de sus respectiva conquistas que se estudian en Colegios y Universidades
Gullo Omodeo escribe en su libro: “Hubo una guerra gigantesca, entre el protestantismo y el catolicismo, que ganó el bando protestante. Y como la historia la escriben los vencedores, las potencias protestantes falsificaron la historia. A esta jauría de potencias que falsificaron la historia, para presentar España como la nación más abominable del mundo, se unió después de 1789, por odio al catolicismo, la Francia revolucionaria. Este libro es la otra cara de la moneda de la historia falsificada. Si la historia la escriben los que ganan quiere decir que hay otra historia. Demostrar que España fue juzgada por un tribunal arbitrario que tenía las manos manchadas de sangre y ninguna autoridad moral para llevar a España al banquillo de los acusados es lo que me ha llevado a escribir este libro”.
Continúa el historiador argentino “Justamente porque España no tiene nada por lo que pedir perdón porque la conquista de América fue uno de los mayores intentos que el mundo haya visto por hacer prevalecer la justicia y los valores cristianos en una época brutal y sanguinaria. Importa resaltar que ese intento fue exitoso y ese hecho convirtió España en una excepción en la historia de la humanidad porque ni antes ni después una nación se comportó de esa manera. El pueblo español no era un pueblo de santos, porque eso no existe. Hubo españoles que en América fueron crueles asesinos, como hubo otros que fueron santos y héroes. Cuando uno dice que España no tiene nada que pedir perdón no está diciendo que España no cometió errores, pero en honor a la verdad, cabe hacerse estas preguntas.
Si España conquistó América con el objetivo de saquearla, expoliarla y robarla, como sostienen los negro legendarios, ¿por qué España sembró hospitales de primer nivel, sembró Universidades de primer nivel y en esas Universidades estaban pobladas por criollos, indios y mestizos?.
Es a partir de 1538, con la fundación de la Universidad de Santo Domingo, que España se lanza febrilmente a la fundación de universidades en América, luego vinieron la San Pablo en México, San Marcos en Lima, San Francisco Xavier en Charcas fundada en 1624, hasta llegar a la Universidad de San Carlos en Nicaragua en 1812.
Francia conquistó Argelia en 1830 y ésta permaneció como colonia francesa hasta 1962. Los franceses sin mucha prisa, fundaron la Universidad de Argel recién en 1909. Portugal comenzó la conquista de Mozambique en el año 1505 y fundó la Universidad en ese país en 1968, es decir 463 años después del comienzo de la colonización. En las colonias británicas de América del Norte, si es que generosamente se equipara un “college” a una Universidad, se puede decir entonces que los ingleses fundaron la Universidad de Harvard en 1636, 83 años después que los españoles fundaron la Universidad de San Marcos en Lima.
Resulta interesante saber que la Biblioteca del Colegio Máximo San Pablo en Lima llegó a reunir en 1750, la increíble cifra de 43.000 libros, mientras que la Universidad de Harvard tenía, en esa fecha 4.000 ejemplares.
En el Nuevo Mundo reinaba el canibalismo, los sacrificios humanos y la prostitución. En el actual territorio de Argentina, entre los indios mocovíes, cuando una familia con un hijo recién nacido emigraba, la familia daba muerte al hijo para que no resultase una incómoda carga. En la actual Colombia, cerca de la ciudad de Popayán, los indios pijaos tenían como práctica capturar a todas las mujeres de sus enemigos para abusar de ellas y entre otras cosas eran antropófagos. Entre los guaraníes la prostitución era impuesta por los padres a las hijas y esposas. En el Imperio Inca se usaba el “capacocha” en el cual se sacrificaban niños y niñas en los nevados más altos.
El indigenismo vivía en una situación de sometimiento antes de la llegada de los españoles como los tlaxcaltecas en México o los Huancas en Perú. En México existía una nación dominante, la Azteca, que oprimía a otros pueblos exigiéndoles vidas humanas ya que la élite azteca había hecho de la carne humana su principal alimentación. En el Perú, la nación Quechua dominaba de forma brutal a cientos de otros pueblos, hacían tambores de la piel de los vencidos y vasos de sus cráneos.
Potencias como Gran Bretaña, Holanda, Francia, Estados Unidos y Alemania tiene el gran cinismo de exigir a España que pida perdón, olvidando sus propios crímenes. La crueldad holandesa hacía que encerraran en mazamorras secretas a jóvenes raptados para llevarlos como esclavos. No se portaron mejor los ingleses en América del Norte, en 1703 el gobierno de Massachusetts paga doce libras por cuero cabelludo de los nativos o como cuando en 1868 el Séptimo Regimiento de Caballería atacó por sorpresa uno de los campamentos de Cheyenes no teniendo piedad ni siquiera con las mujeres y los niños, en Francia durante la guerra de Vendée se hizo célebre la práctica de encender hornos y meter en ellos las mujeres y niños de religión católica. Durante la II Guerra Mundial la política adoptada por W. Churchil para la India provocó la muerte de casi tres millones de muertos por hambre. Churchill despreciaba profundamente a los hindúes.
Los falsos profetas de Hispanoamérica, gobernantes de izquierda que ahora están en el poder o no, (Morales, Arce, Petro, AMLO, Castillo, etc.) fomentan el indigenismo con el mito de que antes de la llegada de los españoles, América era un “paraíso terrenal”. Si existió un paraíso terrenal precolombiano en el que hablaban cientos de lenguas distintas, habían cientos de naciones y pueblos distintos, hay que volver a este paraíso. Y para ello hay que rechazar la lengua y los valores llevados de España, rechazar la catolicidad y reconstruir las repúblicas indígenas. Imponiendo la lengua guajira, la lengua mapuche, la lengua aymara, la lengua quechua, etc. provocando la fragmentación étnico-linguística. Esta fragmentación cultural será el inicio de una fragmentación política. Pues bien, cuando estos gobernantes antes mencionados, toman el indigenismo y pretenden caminar hacia la existencia de una pluralidad de naciones y lenguas, se ponen en la condición inevitable de una balcanización de las repúblicas hispanoamericanas, alineándose con los intereses de la oligarquía financiera mundial que necesita estados siempre más pequeños”.