Una tormenta política estalló en redes sociales luego de que circulara un video con supuestos tuits racistas atribuidos a Juan Pablo Velasco, candidato a la vicepresidencia por la alianza Libre. Sin embargo, una investigación ciudadana reveló que todo fue un montaje digital elaborado con herramientas de edición en navegadores.
Según múltiples usuarios, el video difundido no proviene del perfil oficial de Velasco en X (antes Twitter), sino de una captura manipulada proveniente de un video subido a YouTube por la cuenta “Zay”, que utilizó la extensión Tamper Monkey para modificar el texto que aparece en pantalla. “Lo que se ve en archive.today no es el perfil de Velasco, sino un video editado. La captura corresponde al 25 de agosto de 2025 a las 18:22”, señalaron.
La controversia también salpicó a las verificadoras «Bolivia Verifica» y «Chequea Bolivia», que fueron duramente cuestionadas por “no haber investigado a fondo” el origen del material. “Es evidente que su análisis fue superficial. Se limitaron a repetir la información sin revisar el contexto digital de la publicación”, denunciaron varios usuarios en X.
El experto en seguridad informática Gualberto Tein Alanoca explicó cómo funciona este tipo de manipulación: “Con Tamper Monkey puedes editar cualquier texto visible en una página, grabar un video y hacerlo parecer real. Lo editas y realizas un video ficticio y ya”, escribió en su fanpage de Facebook, confirmando que el contenido viral era técnicamente fácil de falsificar.
Las investigaciones ciudadanas también identificaron irregularidades adicionales. El video original fue transmitido en Discord por un usuario llamado Herbert Müller, cuyo perfil fue eliminado poco después. Además, la cuenta de “Zay” solo tiene cinco videos, todos dirigidos contra Velasco, junto a varios contenidos irrelevantes como clips de “Cobra Kai” y “Davo Xeneize”.
Este caso destapa una peligrosa estrategia política basada en la manipulación digital, la desinformación y el uso de la ignorancia tecnológica como arma electoral. “Es repugnante ver cómo adversarios manipulan la realidad, inventando falsedades y aprovechándose del desconocimiento de la población”, comentó un usuario en redes, señalando que el objetivo es “sembrar desconfianza y polarizar a la sociedad”.
El escándalo plantea serias dudas sobre la responsabilidad de las plataformas de verificación y la urgencia de alfabetizar digitalmente a la ciudadanía para que no caiga en trampas informativas. “Mientras la gente no comprenda cómo se fabrican estas mentiras, seguirá siendo vulnerable a las campañas de odio”, advirtió Alanoca.
Con las elecciones a la vuelta de la esquina, este episodio no solo afecta la imagen de un candidato, sino que deja al descubierto el lado oscuro de la guerra sucia digital, donde la verdad puede ser reescrita con solo un par de clics.