La escasez de medicamentos en Cuba se ha intensificado, llevando a los ciudadanos a enfrentar dilemas críticos entre mantener su salud y cubrir necesidades básicas como alimentación y vestimenta. La falta de productos farmacéuticos esenciales, junto con la carestía y la elevada inflación, está generando una crisis humanitaria en la isla.
Gloria Nodales Estévez, una paciente asmática, ilustra la difícil situación al expresar su frustración: «Padezco de asma y uso salbutamol en spray, pero desde hace un año está en falta. Tengo que seguir comprando los medicamentos en la calle. Son carísimos, pero es la única forma de evitar los ataques de asma. El último salbutamol que compré me costó 1.000 pesos».
Lorenzo Madrigal Quesada, quien sufre de hipertensión e insuficiencia cardíaca, revela el impacto de la crisis en su alimentación: «Ahora estoy comiendo menos porque cogí parte del dinero destinado a la comida para comprar furosemida para la hipertensión y la insuficiencia cardiaca. Estoy pasando hambre, pero el medicamento no me puede faltar».
Pedro Pascual Contreras, enfrentando un dilema similar, relata su situación: «Mi presión está descompensada, me la midieron en el policlínico y está en 150 con 100. La presión alta es muy peligrosa y, si no hago el tratamiento, puede darme un infarto o un derrame y morir, pero no puedo comprar el enalapril porque tengo que priorizar la comida de mis hijos».
La búsqueda constante de medicamentos en farmacias se ha vuelto una odisea para los ciudadanos, como evidencia Carmen Oropesa Araujo: «He llamado tantas veces que ya las dependientas de la farmacia conocen mi voz y antes de preguntarles me responden que no hay. El tramadol es un medicamento que necesita mi hermana anciana para calmar el dolor. Yo no puedo pagar los 800 pesos que piden en el mercado informal».
La situación ha llevado a los cubanos a recurrir al mercado negro, donde los medicamentos, aunque disponibles, tienen precios prohibitivos. Mariano Cardona Fernández plantea sus sospechas: «¿Cómo se explica que los productos que escasean en la farmacia los encontremos en el mercado negro? Siguen robando medicamentos porque el salario de los que trabajan en la farmacia es muy bajo y están obligados a revender para subsistir».
Ante este panorama desolador, algunos ciudadanos buscan alternativas peligrosas, como la importación de medicamentos del extranjero. Las autoridades sanitarias han emitido advertencias, instando a la población a «evitar la compra de fármacos en la calle». Sin embargo, la falta de opciones accesibles obliga a muchos a correr riesgos para obtener los medicamentos necesarios.
Estela Barreras Pérez, una mujer con marcapasos, destaca la desesperación de aquellos que no pueden acceder a tratamientos vitales: «En noviembre hizo un año que no venden enalapril en las farmacias. En la calle el blíster vale 1.000 pesos y no puedo comprarlo, mi pensión es de 1.528 pesos y no me alcanza».
En medio de esta crisis de salud pública, los cubanos se encuentran atrapados en una encrucijada, enfrentando decisiones difíciles que afectan directamente su bienestar y calidad de vida.
