Pasadas las 14:00 de este viernes, Luis Fernando Camacho salió de la cárcel de San Pedro de Chonchocoro, en Viacha, donde permaneció más de dos años y ocho meses. El gobernador de Santa Cruz se dirigió hacia un avión charter que lo trasladará hasta Viru Viru, desde donde prevé retomar sus actividades políticas.
El líder cruceño salió del penal portando la banda de autoridad departamental, una bandera cruceña y su característico atuendo con gorra y gafas oscuras, en un acto cargado de simbolismo. Su salida fue seguida por medios de comunicación y simpatizantes que lo esperaban con expectativa.
“Nos iremos a Casa de Gobierno, como dice la resolución. Piso suelo cruceño y de nuevo asumo mis funciones. Tengo ese compromiso con mi pueblo, vamos a salvar la gestión, eso es lo que queremos”, declaró Camacho al momento de abandonar el penal.
La decisión judicial que le otorgó detención domiciliaria en cuatro procesos en curso marcó un giro en su situación legal. Con ello, podrá defenderse en libertad y reasumir la conducción de la Gobernación de Santa Cruz.
En Santa Cruz de la Sierra, se organiza un multitudinario recibimiento por parte de seguidores y ciudadanos que lo consideran símbolo de resistencia. Para muchos, su regreso a la región significa un revés a la estrategia judicial del oficialismo.
La salida de Camacho se da en un contexto político complejo, en el que la oposición denuncia la utilización de la justicia como mecanismo de persecución. Su retorno a la sede de gobierno departamental abre un nuevo capítulo en la confrontación política entre el MAS y la Gobernación cruceña.
Durante su encierro, Camacho mantuvo influencia en la política regional y nacional, pero su ausencia desgastó la gestión departamental. Ahora, promete “recuperar el tiempo perdido” y reorganizar su administración.
El gobernador deberá cumplir con las medidas cautelares impuestas por la justicia, entre ellas el arraigo y el control domiciliario, aunque la resolución le permite asistir a la Gobernación para ejercer sus funciones. Su figura vuelve a ocupar el centro del escenario político boliviano.