Los cables submarinos, responsables del 95% de las conexiones de Internet entre continentes, son la infraestructura clave de la conectividad global. Sin embargo, su vulnerabilidad a daños accidentales y ataques deliberados pone en riesgo las telecomunicaciones a escala mundial.
En 2024, dos incidentes subrayaron la fragilidad de esta red: un daño masivo en cables del Mar Rojo y un ataque presuntamente intencionado a una línea que conecta Finlandia con Europa Central. En ambos casos, las comunicaciones fueron redirigidas por rutas alternativas, aunque los expertos advierten que esto podría no ser siempre viable.
Ante esta amenaza, la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) ha puesto en marcha el proyecto HEIST, una iniciativa de arquitectura híbrida espacio-submarino. El plan tiene como objetivo mejorar la detección de amenazas, el diagnóstico rápido de fallos y la resiliencia de las comunicaciones mediante una combinación de tecnologías submarinas y satelitales.
“El primer paso será localizar con rapidez el punto exacto de daño la próxima vez que ocurra un incidente”, explicó un portavoz de la OTAN. Además, el proyecto busca proporcionar a los operadores alternativas viables para redirigir el tráfico, incluyendo el uso de satélites como solución de emergencia.
Aunque el uso de satélites promete reforzar la seguridad de las telecomunicaciones, plantea desafíos técnicos significativos. Según especialistas, los protocolos necesarios para enrutar datos desde satélites con mayor velocidad aún no están completamente desarrollados. Además, solo algunos satélites modernos, como los de Starlink o los futuros Project Kuiper de Amazon, cuentan con capacidades avanzadas de comunicación láser.
“Es importante entender que la transmisión satelital, aunque ha mejorado considerablemente, todavía no puede igualar el rendimiento de la fibra óptica”, subrayó un experto en telecomunicaciones. Por esta razón, los satélites serían una solución de respaldo, no un reemplazo.
Otro reto será establecer condiciones claras para utilizar satélites privados en emergencias. Las preguntas sobre cómo se priorizarán las comunicaciones y qué protocolos regirán el acceso a estas redes aún no tienen respuesta definitiva.
A medida que el proyecto HEIST avanza, se espera que las soluciones propuestas por la OTAN contribuyan a garantizar la estabilidad de la conectividad global, especialmente en un contexto donde los riesgos a la infraestructura crítica parecen multiplicarse.