La guerra en Gaza, que inició hace seis meses con el ataque de Hamás a Israel seguido por una campaña de bombardeos israelíes, continúa provocando una devastadora crisis humanitaria y desafiando los esfuerzos por poner fin al conflicto.
Israel lamenta la pérdida de 1.200 vidas en su territorio y demanda el regreso de aproximadamente un centenar de secuestrados por milicias palestinas. En Gaza, más de 33.100 personas han fallecido y 78.500 han resultado heridas, según las autoridades del enclave, con un impacto desproporcionado en los niños, estimando UNICEF más de 13.000 menores fallecidos.
Además de las víctimas directas, más de 400 palestinos han muerto en operaciones israelíes en Cisjordania, y más de un millón han sido desplazados, enfrentando condiciones de vida precarias y una ayuda humanitaria insuficiente.
El secretario general de la ONU, Antonio Guterres, lamentó la violación del derecho humanitario internacional y advirtió sobre el riesgo de hambruna masiva y una pérdida de fe en las normas globales, señalando la muerte de cooperantes humanitarios y periodistas durante la guerra.
El conflicto se ha extendido regionalmente, involucrando a Líbano, el mar Rojo y Yemen, mientras que las negociaciones en El Cairo intentan alcanzar un acuerdo para detener la violencia. Sin embargo, las posiciones siguen distantes, con Hamas exigiendo la retirada israelí de Gaza antes de cualquier acuerdo de canje de prisioneros.
La situación humanitaria en Gaza es crítica, con altos niveles de inseguridad alimentaria y condiciones catastróficas previstas en los próximos meses para más de la mitad de la población. Más de medio millón de niños enfrentan riesgos de salud mental y educativos debido al conflicto, lo que demanda una respuesta urgente y un acceso adecuado a la ayuda humanitaria por parte de Israel, en cumplimiento de las decisiones de la Corte Internacional de Justicia.