Una emboscada con francotiradores, fusiles de guerra y trincheras improvisadas provocó la muerte de cuatro uniformados —tres policías y un bombero— durante los enfrentamientos en Llallagua, Potosí. La Fuerza Especial de Lucha Contra el Crimen (FELCC) reveló que las acciones fueron planificadas con alto grado de precisión, en el marco de las protestas protagonizadas por seguidores de Evo Morales.
“Lo que hemos podido establecer son cuatro lugares donde se han identificado trincheras improvisadas o casamatas para realizar disparos”, informó el director nacional de la FELCC, Walter Sosa. Las posiciones permitían cobertura visual total del área y fueron empleadas para atacar con armas de alto poder, según pericias del IITCUP.
Una de las víctimas fue el teniente Brayam Jorge Barrozo, de 22 años, de la Unidad Táctica Delta. Murió tras recibir un disparo certero desde 200 metros, que perforó su chaleco antibalas, informó Sosa. En el sitio se halló una vaina calibre 7,62, usada en fusiles de guerra.
Además de Barrozo, el teniente Carlos Apata Tola fue capturado y golpeado hasta morir en Aguas Calientes, donde también fue asesinado el bombero sargento primero Jesús Mamani Morales. Ambos murieron por traumatismos severos en el cráneo y otras partes del cuerpo. “Fueron torturados luego de ser desnudados y encerrados”, denunció Sosa.
La cuarta víctima, el teniente Cristian Calle Alcón, fue encontrado sin vida en Tacopaya, Cochabamba. Presentaba traumatismos craneoencefálicos y signos de tortura, incluyendo la detonación de una dinamita en su abdomen. “Fue una violencia planificada, con desprecio por la vida”, lamentó el comandante de la Policía, Augusto Juan Russo.
También se registraron dos muertes civiles. El joven Vladimir Aguilar, de 18 años, murió por una golpiza en Llallagua, mientras que Cornelio Franco, de 28, falleció por disparos en Tacopaya. La Policía maneja tres hipótesis: que fueron confundidos con infiltrados, que existían rivalidades o que se buscaba incriminar a la Policía.
Las cifras de la violencia son alarmantes: 203 heridos, 108 de ellos policías, además de 143 personas aprehendidas. Se secuestraron cerca de Bs 200.000 presuntamente destinados a financiar las protestas, cuyo origen no pudo ser explicado por los portadores. También se reportó el incendio de un bus que transportaba policías.
“Las investigaciones continuarán para dar con los autores intelectuales y materiales de estos asesinatos”, aseguró Sosa. La gravedad de estos hechos ha elevado la tensión política y social en Bolivia, en un contexto marcado por la disputa por la candidatura presidencial de Evo Morales.