Una nueva bomba política sacude el escenario electoral boliviano. El activista Peter Erlwein Beckhauser, conocido por sus acciones judiciales contra partidos, presentó este jueves una denuncia penal ante la Fiscalía por la presunta manipulación de unas 3.600 actas electorales correspondientes a la primera vuelta.
Según explicó, la investigación se realizó con el apoyo de un perito argentino, quien revisó más de 35.000 actas del proceso electoral. “Encontramos inconsistencias graves que apuntan a una manipulación sistemática”, sostuvo Erlwein, al tiempo de asegurar que el caso “no puede quedar en la impunidad”.
El denunciante aseguró contar con dos testigos clave, uno perteneciente a la Agencia de Gobierno Electrónico y Tecnologías de la Información y Comunicación (Agetic) y otro al Tribunal Supremo Electoral (TSE). Sin embargo, reveló que ambos temen declarar por represalias. “Le pido al fiscal general que los reciba en reserva y garantice su seguridad”, manifestó.
La denuncia apunta directamente a que esta supuesta alteración benefició a la alianza Unidad y al Partido Demócrata Cristiano (PDC), generando un nuevo cuestionamiento a la transparencia del proceso electoral. “Estas irregularidades habrían cambiado el resultado de la primera vuelta”, advirtió.
Aunque evitó brindar más detalles por motivos de seguridad, Erlwein explicó que existe el riesgo de que los tribunales departamentales “alteren evidencias” si el caso se hace público antes de tiempo. Por ello, insistió en que el Ministerio Público actúe con rapidez y resguarde la documentación original.
El activista espera que su denuncia sea admitida a la brevedad y que se dispongan allanamientos e investigaciones forenses sobre el sistema de conteo de votos. “No se trata de política, sino de la defensa del voto ciudadano”, enfatizó.
Peter Erlwein no es ajeno a la polémica. Durante la campaña electoral, logró la anulación de las personerías jurídicas de PAN-BOL y FPV, partidos que pretendían postular a Evo Morales. En el pasado, también intentó sin éxito inhabilitar a otras organizaciones políticas.
La denuncia, que podría convertirse en un escándalo de gran magnitud, reaviva el debate sobre la credibilidad del sistema electoral boliviano y pone nuevamente bajo la lupa la actuación del Tribunal Supremo Electoral. “La democracia no puede construirse sobre actas adulteradas”, sentenció Erlwein.