La migración boliviana continúa en ascenso y ha modificado sus rutas. Aunque no existen cifras oficiales exactas de los últimos años, el Consejo Internacional de Migrantes Bolivianos advirtió que los destinos ya no se concentran solo en Estados Unidos o Europa, sino que ahora los compatriotas miran hacia países vecinos como Chile, Perú y Paraguay.
“Chile hoy en día realmente atrae mucho, hablemos del Perú, que también está atrayendo por el cambio del dinero… y también hay mucha gente que el Paraguay ha abierto las puertas, hay muchos empresarios que están yendo al Paraguay por las ventajas que ofrece ese gobierno”, explicó un representante de la organización.
Según los datos de esta entidad, más de 5 millones de bolivianos viven actualmente fuera del país, impulsados por la búsqueda de empleo, mejores ingresos y estabilidad económica. “Lamentablemente está saliendo gente joven, gente profesional, que tanto hace falta en Bolivia, pero están yendo a dar su conocimiento, su juventud y su mano de obra en el exterior”, añadieron.
La situación preocupa aún más porque se ha identificado que los migrantes más recientes son principalmente jóvenes profesionales. Médicos, ingenieros, arquitectos y abogados dejan Bolivia ante la falta de oportunidades laborales. Sin embargo, al no contar con títulos revalidados en el extranjero, muchos terminan trabajando en oficios básicos.
“La situación de Bolivia se ha convertido en la de un país expulsor de su juventud, y eso duele”, lamentó el Consejo. “Tenemos profesionales de ambos sexos que, por no ser titulados allá, tienen que ir a trabajar como obreros. Es una pérdida enorme para el país”.
Las historias se repiten en distintos rincones: jóvenes con alta formación que, al no encontrar condiciones en Bolivia, optan por migrar y aceptar empleos que no corresponden a su preparación. El fenómeno no solo refleja la falta de políticas de retención de talento, sino que deja al país en un escenario de fuga de cerebros.
El Consejo Internacional de Migrantes concluyó con un llamado urgente: “Si no se generan oportunidades reales dentro del país, la sangría de jóvenes y profesionales continuará. Bolivia no puede darse el lujo de perder a su capital humano más valioso”.