Una tormenta política estalló tras las polémicas declaraciones del candidato presidencial Edmand Lara, quien calificó a Bolivia como un “país maldito”. Sus palabras desataron una ola de indignación, especialmente en sectores populares, donde líderes sociales lo acusan de “ofender al pueblo boliviano” y de no estar a la altura del cargo que pretende asumir.
El más duro en su crítica fue Toño Siñani, dirigente de la Central de Trabajadores de Bolivia, quien no escatimó palabras al repudiar las declaraciones. “Lara, tú eres un cáncer maligno, y si ganas vas a fregar el país”, lanzó con furia en un acto público. La frase encendió el debate político y marcó un nuevo capítulo de confrontación en la recta final de la campaña electoral.
Siñani aseguró que la ciudad de El Alto —bastión popular y símbolo de resistencia— repudia al candidato por su “falta de respeto” hacia la nación. “¿Qué te crees? La ciudad de El Alto te está rechazando. No vamos a permitir que se insulte a los bolivianos con ese tipo de palabras”, afirmó, recibiendo aplausos de los asistentes.
Las críticas no se limitaron a un solo sector. Varias organizaciones sociales se sumaron al rechazo y advirtieron que las palabras de Lara revelan su desprecio por la realidad nacional. “No necesitamos a un presidente que insulte a su pueblo, necesitamos a alguien que lo respete y lo defienda”, declaró una representante vecinal durante la concentración.
El candidato, sin embargo, ha intentado matizar sus palabras, argumentando que su frase fue “malinterpretada” y que se refería a las dificultades estructurales que enfrenta el país. Pero para sus detractores, el daño ya está hecho. “Una persona que llama ‘maldito’ al país que quiere gobernar no merece ocupar la silla presidencial”, insistió Siñani.
El episodio también reavivó el debate sobre el tono del discurso político en Bolivia, que en los últimos meses ha escalado en ataques personales y frases incendiarias. “La política no puede convertirse en un campo de insultos. Lo que el pueblo exige son soluciones, no desprecios”, señaló un analista político al referirse al impacto de estas declaraciones en el electorado.
En El Alto, las repercusiones fueron inmediatas: colectivos ciudadanos anunciaron que organizarán manifestaciones para exigir respeto a la dignidad nacional y que no descartan impulsar una campaña contra la candidatura de Lara. “El pueblo tiene memoria y no olvidará este insulto”, advirtió una dirigente alteña.
En medio del clima electoral cada vez más tenso, la frase “cáncer maligno” se ha convertido en símbolo de la creciente polarización política. El debate ya no gira solo en torno a propuestas, sino a la legitimidad de quienes aspiran a liderar el país. Y en esa batalla, la ofensa a la identidad boliviana puede costarle caro a más de un candidato.