Las autoridades de Corea del Sur han confirmado que DeepSeek, la inteligencia artificial china, ha enviado datos de usuarios surcoreanos a ByteDance, empresa matriz de TikTok. La denuncia, realizada por la Comisión de Protección de Información Personal (PIPC), refuerza las sospechas sobre posibles riesgos de seguridad y privacidad asociados a la aplicación.
«Hemos confirmado que DeepSeek se comunica con ByteDance», declaró un portavoz del PIPC a la agencia Yonhap, aunque aclaró que aún se investiga qué tipo de información fue transferida y en qué escala. En respuesta, el gobierno surcoreano ha suspendido la descarga de la aplicación hasta que la empresa implemente medidas que garanticen el cumplimiento de la normativa de protección de datos.
La ley surcoreana exige que cualquier plataforma obtenga el consentimiento explícito de los usuarios antes de compartir su información con terceros. La presunta violación de esta norma ha llevado a múltiples organismos gubernamentales y empresas, como Hyundai Motor, a restringir el uso de DeepSeek en sus redes internas.
El veto se ha extendido a varios ministerios y agencias estatales, incluidos los de Finanzas, Medio Ambiente, Defensa y Exteriores, que han bloqueado el acceso a la IA china por precauciones ante posibles filtraciones. Además, la PIPC ha solicitado información detallada a la empresa sobre su política de manejo de datos y ha recurrido a canales diplomáticos para exigir explicaciones al gobierno chino.
Mientras tanto, la startup responsable de DeepSeek sigue en el centro del debate internacional. Su rápido ascenso en el sector de la IA, con un modelo que compite con OpenAI y Google, ha generado elogios por su eficiencia y bajo costo, pero también crecientes preocupaciones por su gestión de la privacidad.
Otros países, como Italia y Australia, ya han iniciado investigaciones sobre DeepSeek, analizando su infraestructura de almacenamiento y posibles riesgos para la seguridad nacional. La polémica sigue creciendo, y expertos recomiendan a los usuarios «ser prudentes» con el uso de la IA china hasta que se aclaren las denuncias.
Este escándalo marca un nuevo episodio en la guerra tecnológica entre China y Occidente, donde el manejo de los datos personales se ha convertido en un campo de batalla clave en la regulación de la inteligencia artificial.