La crisis económica que atraviesa Bolivia está impactando de manera severa a los sectores más vulnerables, especialmente a los enfermos crónicos, quienes han visto cómo el costo de sus medicamentos se ha disparado en las últimas semanas. Este incremento ha generado preocupación entre los pacientes, quienes sienten que están «luchando contra el tiempo» para recibir su tratamiento.
En la unidad de Oncología del Hospital de Clínicas de La Paz, la situación es crítica. Los pacientes, que ya enfrentan las dificultades propias de su enfermedad, ahora deben lidiar con la escasez y el elevado costo de los medicamentos. «Al principio no tenía problemas porque el seguro nos daba el suero y las vitaminas, pero al final tuve que comprarlos, y ha subido el costo de todo», relató una paciente bajo anonimato a la agencia EFE.
El Seguro Universal de Salud (SUS), implementado en 2019 durante el gobierno de Evo Morales, debería garantizar la entrega gratuita de medicamentos a personas con enfermedades crónicas. Sin embargo, según Susana Zuazo, secretaria de fiscalización de la Asociación de Personas con Cáncer y Familiares de Bolivia, el SUS actualmente no cubre varios medicamentos esenciales, lo que obliga a los pacientes a comprarlos por su cuenta en las farmacias, incrementando significativamente sus gastos.
«Estamos pasando por un momento difícil porque hay varios medicamentos que el SUS cubre, pero que se han agotado», explicó Zuazo. Uno de esos fármacos es el cisplatino, crucial para el tratamiento del cáncer uterino, cuyo precio ha subido considerablemente. «Hasta hace algunos meses estaba a 600 bolivianos, pero ha aumentado debido a la escasez», añadió.
La situación se complica aún más con el aumento del precio del dólar en Bolivia, que ha encarecido las importaciones de medicamentos. «No podemos importar medicamentos porque con el incremento del dólar se hace muy costoso traer algunos fármacos, especialmente para enfermedades crónicas», comentó a EFE una empleada de un laboratorio privado en La Paz, quien prefirió mantenerse en el anonimato.
Los pacientes, además de enfrentar el encarecimiento de los medicamentos, sufren por la demora en la programación de tratamientos como la radioterapia, vital para combatir el cáncer. «Nos preocupa la tardanza (…) si hay demoras, de nada sirve acceder a los tratamientos porque la gente morirá», expresó Zuazo, subrayando la gravedad de la situación.