La reunión anual de la Sociedad Estadounidense de Oncología Clínica (Asco) ha traído consigo una serie de buenas noticias en cuanto a tratamientos para diferentes tipos de cáncer. Destacados médicos e investigadores presentaron avances significativos en la lucha contra tumores de pulmón, cerebro, recto y linfoma de Hodgkin, ofreciendo esperanza a pacientes y profesionales de la salud.
En el ámbito del cáncer de pulmón, los investigadores del Centro Oncológico de Yale han demostrado que el fármaco osimertinib, utilizado desde hace tres años en pacientes con un tipo específico de cáncer de pulmón, es capaz de prolongar la supervivencia de aquellos que han sido sometidos a cirugía para extirpar el tumor. Según el oncólogo William Nassib William Jr, líder en tumores torácicos del Grupo Oncoclínicas, el osimertinib se utiliza en pacientes con cáncer de pulmón de células no pequeñas que presentan una mutación en el gen EGFR. Los resultados de estudios han mostrado una tasa de supervivencia de hasta un 85% a cinco años en aquellos que recibieron el fármaco, en comparación con el 73% del grupo placebo.
En el caso del glioma, un tipo de cáncer cerebral, un estudio presentado durante el evento evaluó el vorasidenib, un fármaco del laboratorio Servier, que ha demostrado reducir en un 61% el riesgo de progresión de la enfermedad o de muerte. Además, este nuevo tratamiento permite aplazar la necesidad de recurrir a otros recursos más tóxicos, como la quimioterapia y la radioterapia, para controlar la proliferación de células cancerosas en el cerebro. Los resultados son especialmente prometedores debido a que los gliomas de bajo grado afectan a personas más jóvenes y requieren terapias seguras y efectivas.
En el campo del cáncer rectal, un estudio realizado por científicos del Memorial Sloan Kettering Cancer Center ha revelado que dos estrategias terapéuticas diferentes logran resultados similares en términos de supervivencia y curación después de cinco años de tratamiento. En pacientes con tumores avanzados pero sin metástasis, se comparó el uso de quimioterapia y radioterapia con el uso exclusivo de quimioterapia. Ambos grupos mostraron una tasa de supervivencia cercana al 80% y estuvieron libres de la enfermedad en el periodo evaluado. Este avance representa un cambio significativo en el tratamiento del cáncer colorrectal y sugiere que la radioterapia puede no ser necesaria en todos los casos.
El linfoma de Hodgkin también ha sido objeto de un cambio en la forma de tratarlo. Expertos del Centro Médico City of Hope han propuesto reemplazar el fármaco brentuximab vedotin, utilizado en los estadios avanzados de la enfermedad, por nivolumab, un tipo de inmunoterapia. Los datos preliminares del estudio han mostrado una tasa de supervivencia del 94% a los 12 meses en pacientes que recibieron el nuevo esquema terapéutico, en comparación con el 86% en aquellos que continuaron con la combinación anterior. Además, se observó una mayor tolerancia a los efectos secundarios en los pacientes tratados con nivolumab. Estos resultados podrían marcar un cambio en la forma en que se trata actualmente el linfoma de Hodgkin, especialmente en pacientes más jóvenes.
Los avances presentados durante la reunión anual de la Asco ofrecen nuevas esperanzas en la lucha contra el cáncer. Como señala el oncólogo Virgílio Souza e Silva, se están rompiendo paradigmas establecidos hace décadas y se está avanzando hacia tratamientos más eficaces y menos agresivos. Estos resultados alientan la posibilidad de controlar e incluso curar diferentes tipos de cáncer, mejorando la calidad de vida de los pacientes y brindando nuevas oportunidades en la lucha contra esta enfermedad devastadora.