Luis Arce enfrenta una tormenta de problemas. Incendios que han devastado 4 millones de hectáreas, protestas evistas, una mayoría opositora en la Asamblea Legislativa, y una crisis económica marcada por la escasez de dólares y combustible, junto al aumento de precios de productos básicos, cercan su administración.
Uno de los mayores desafíos es el desastre ambiental que lleva más de tres meses afectando varias regiones del país. Activistas y comunidades afectadas han intensificado sus movilizaciones para exigir una respuesta clara y efectiva del gobierno. “La situación ha sido ignorada por demasiado tiempo”, afirmó uno de los manifestantes en Santa Cruz, donde el fuego lleva 97 días arrasando con los bosques.
El departamento de Beni es el segundo más afectado por las llamas, seguido por Pando, los Yungas de La Paz, y en los últimos días, se ha reportado un incremento de incendios en Cochabamba. El daño a los ecosistemas es profundo, con la flora y fauna de áreas protegidas gravemente afectadas, según organizaciones ambientales.
El pasado fin de semana, el gobierno finalmente decretó «emergencia nacional», en un intento por frenar la expansión del fuego. Sin embargo, para muchas familias que han perdido sus hogares y medios de subsistencia, la medida llega tarde. “No se trata solo de los incendios, estamos viendo cómo nuestra forma de vida desaparece”, expresó un campesino desplazado de Beni.
La respuesta del Ejecutivo ha sido duramente criticada. El diputado Enrique Urquidi, de Comunidad Ciudadana, calificó las acciones gubernamentales como «insuficientes y tardías». Según Urquidi, no existe un plan integral para combatir la deforestación en el oriente boliviano, lo que agrava la crisis. “Están actuando cuando el daño ya es irreversible”, sentenció.
Además de la crisis ambiental, el gobierno también debe lidiar con tensiones políticas internas. La protesta del sector evista ha generado presión desde dentro del propio partido de gobierno, mientras que la mayoría opositora en la Asamblea Legislativa ha obstaculizado varias iniciativas del Ejecutivo.
A esto se suma la crisis económica, con la escasez de dólares y combustibles que ha afectado tanto a la población como a la industria. Los precios de los productos básicos han subido, generando un descontento generalizado. Analistas advierten que, de no tomar medidas inmediatas, el gobierno enfrentará un escenario aún más complicado.