La función de las funerarias en Cuba, lejos de ser un espacio para despedir en paz a los seres queridos, refleja el deterioro de la infraestructura y los servicios básicos del país. En Camagüey, esta situación es particularmente alarmante, con funerarias que se han ido desmoronando, incapaces de ofrecer las mínimas condiciones de dignidad.
El proceso comienza con dificultades desde la muerte del familiar. Los trámites funerarios se complican desde la visita al policlínico, donde los familiares deben buscar a un médico para certificar el fallecimiento. «Es increíble que tengamos que ir a pie o en transporte propio a buscar a la doctora», señala un residente de Camagüey, evidenciando la falta de autos disponibles para estos casos.
Uno de los principales obstáculos es el traslado del cuerpo. En Camagüey, solo dos carros fúnebres cubren toda la ciudad, ambos en mal estado. «Uno de los vehículos está prácticamente destruido», comenta José Luis Tan Estrada, corresponsal de CubaNet, quien ha documentado las condiciones del servicio en la localidad.
Una vez en la funeraria, las familias enfrentan un panorama desolador. La falta de higiene, baños en condiciones insalubres y la ausencia de electricidad en algunos sectores, crean un ambiente casi irrespirable. «El olor es insoportable, y las instalaciones son deplorables», detalla un familiar que recientemente utilizó el servicio.
Además, las capillas funerarias carecen de ventilación adecuada y elementos básicos como adornos florales. Solo una capilla tiene un ventilador en funcionamiento, lo que hace que las salas sean sofocantes y difíciles de soportar durante largas horas de velorio. Los arreglos florales también son limitados y costosos, con opciones que a menudo incluyen flores marchitas, según los testimonios de los usuarios.
El colapso de los servicios también afecta el proceso de cremación. Con un único crematorio en funcionamiento, las familias deben esperar largas horas para incinerar los cuerpos de sus seres queridos. «Las filas son interminables, especialmente con personas de otras provincias que vienen a Camagüey para utilizar el crematorio», comenta un trabajador del lugar.
La crisis que golpea a la Isla también ha afectado severamente los servicios funerarios, creando un proceso doloroso y agotador para los cubanos que, además de enfrentarse a la pérdida, deben lidiar con carencias y demoras.