Luis Arce, se encuentra en una encrucijada política y económica. Arce, quien previamente se desempeñó como ministro de Economía bajo los gobiernos de Evo Morales (2006-2019), ahora debe defender su modelo económico en un escenario de escasez de divisas y sin el respaldo de una mayoría parlamentaria. «No acudiré al FMI para equilibrar la balanza de pagos,» afirmó Arce en una entrevista exclusiva con Diario Red, subrayando su compromiso de buscar soluciones internas para la crisis económica del país.
El distanciamiento entre Arce y Morales, quien aún lidera su partido, el Movimiento al Socialismo (MAS), se ha profundizado en los últimos meses, generando una crisis interna sin precedentes. «A Evo no le gusta la democracia,» declaró Arce, señalando la creciente polarización dentro del partido. La tensión ha escalado a tal punto que los seguidores de Morales están bloqueando en el Parlamento los créditos internacionales necesarios para paliar la falta de dólares en Bolivia.
En un intento por recuperar el control y asegurar la continuidad del gobierno del MAS, Arce ha propuesto un referendo que podría impedir la reelección de Morales. «Hay una gran posibilidad de que continúe la izquierda en Bolivia,» indicó Arce, aunque reconoció que la situación actual representa un desafío significativo para el futuro del partido y del país. La relación entre los dos líderes ha pasado de ser una alianza política a una lucha abierta por el poder dentro del movimiento izquierdista.
Arce también abordó la crisis económica, destacando la falta de inversión en la diversificación de la economía como una de las principales fallas del modelo implementado bajo Morales. «No se cuidó al sector de hidrocarburos que generaba el excedente,» explicó, refiriéndose al declive de la producción de gas y petróleo, que ha dejado a Bolivia dependiente de las importaciones de diésel y gasolina. Además, subrayó la necesidad de industrializar sectores como la minería y el agro, áreas que habían sido descuidadas previamente.
Ante la crisis de divisas, Arce ha descartado recurrir al Fondo Monetario Internacional (FMI), argumentando que «las condicionalidades del FMI agravan los problemas en lugar de resolverlos.» En cambio, el presidente boliviano está explorando nuevas fuentes de financiamiento, incluyendo acuerdos con empresas chinas y rusas para inversiones en el sector del litio y otros recursos naturales, una estrategia que, según él, permitirá a Bolivia sortear la actual escasez de divisas.
En el ámbito político, Arce denunció que tanto la derecha como el ala «evismo» del MAS están bloqueando los créditos en la Asamblea Legislativa, calificándolo como un «boicot» que está estrangulando la economía boliviana por intereses políticos. «Si se hubiera cumplido el programa de créditos, no habríamos tenido los problemas que hoy enfrentamos,» afirmó, sugiriendo que la falta de cooperación parlamentaria ha exacerbado la crisis actual.
A pesar de las dificultades, Arce se mantiene optimista sobre el futuro de Bolivia y su economía. Destacó que ya se están tomando medidas para corregir errores del pasado, como la construcción de plantas de biodiesel y el desarrollo de nuevos proyectos mineros y de hidrocarburos. «Nuestro plan es que mañana podamos tener gasolina y diésel de producción nacional,» concluyó, reiterando su compromiso con una visión de desarrollo que priorice la autosuficiencia y el bienestar de la población boliviana.