La economía boliviana, que dependió durante décadas de las ventas de gas natural, se encuentra en una situación difícil que el gobierno de Luis Arce intenta disimular. Según el economista Antonio Saravia, esto se debe a la falta de inversión en el sector petrolero durante el gobierno de Evo Morales, del cual Arce fue ministro de Economía, y al despilfarro de los ingresos generados por las exportaciones.
Ante estas acusaciones, Morales ha denunciado una campaña mediática «golpista» en su contra y afirma estar investigando y difundiendo supuestos casos de corrupción en inversiones realizadas durante su gestión con fondos provenientes del gas.
Fue el propio Morales quien inició este problema al cambiar los contratos con las petroleras bajo la denominación de «nacionalización» en 2006, acusando a las empresas extranjeras de haberse aprovechado de Bolivia. Como resultado, las inversiones en el sector disminuyeron y algunas petroleras asumieron la responsabilidad de los campos productores descubiertos en gobiernos anteriores.
En su apogeo, las exportaciones de gas a Argentina alcanzaron los 20 millones de metros cúbicos diarios, mientras que a Brasil se exportaban otros 20 millones, especialmente durante el auge de las materias primas cuando los precios de los combustibles fósiles eran elevados. En 2014, las exportaciones de gas generaron ingresos por 6.000 millones de dólares, más de la mitad de los ingresos totales en un país con un PIB de 40.000 millones.
Con el agotamiento de las reservas de gas, la producción actual de Bolivia es de 33,6 millones de metros cúbicos diarios, apenas suficiente para cubrir los 20 millones que deben enviarse a Brasil y los 6 millones a Argentina, dejando solo 10 millones para el consumo interno, el cual asciende a 15 millones.
La disminución de los ingresos se agrava con la posibilidad de que Bolivia deba importar gas natural para satisfacer la demanda interna, lo que podría llevar a Argentina a aceptar dejar parte de su gas como pago por el alquiler de los ductos bolivianos.
El gobierno de Arce se enfrenta a la escasez de recursos y se ve obligado a adquirir préstamos de 58 millones de dólares cada mes, lo cual empeora a medida que disminuyen las exportaciones de gas. Según el gobierno, la deuda externa actual asciende a 13.327 millones de dólares, la más alta de la historia del país.