El escritor chileno Jon Kakura en un largo artículo, se refiere al mundial de fútbol 2022 en Qatar como el mundial de la “vergüenza”. Todo empezó doce años atrás cuando el corrupto presidente de la FIFA Joseph Blatter anunciaba todo orgulloso que se iba a jugar en el Qatar, un pequeño país de la península árabe cuyo territorio incluye un desierto y una larga costa de dunas.
Los únicos que saltaron de alegría fue la numerosa familia del amo y señor de Qatar con a la cabeza el jaque Al Thani, un hombre considerado entre los más ricos del mundo que prácticamente compró el mundial. Muchos delegados recibieron millones de dólares para dar su voto a favor de este pequeño emirato en el que no sabían ni siquiera como se juega a fútbol. Los delegados más corruptos fueron los de la CONCAF, (Centroamérica) CONMEBOL (Sudamérica), y muchos delegados africanos y asiáticos.
Qatar es una monarquía absoluta donde no existe la democracia y, siendo un país islámico muchas libertades están terminantemente prohibidas, y, para construir sus ocho estadios, hoteles, centros comerciales, etc. en poco tiempo, tenían absoluta necesidad de mano de obra posiblemente barata. De este modo se llenaron de trabajadores emigrantes y todo esto en un régimen de esclavitud reteniéndoles sus pasaportes, hacinándolos bajo temperaturas que oscilaban entre 30°C y 50°C, y trabajando por 18 horas al día.
Desde 2010, año que iniciaron los trabajos, murieron un total de 6.751 trabajadores provenientes de Kenia, Filipinas, India, Nepal, Bangladesh, Pakistán, Sri Lanka.
Jon Kokura lo ha denominado con mucha razón “el Mundial de la Vergüenza”.