Walter Pérez
La magia del fútbol tuvo un traspié tasr conocer que uno de los más grandes exponenes de este maravilloso deporte dejó de existir, Diego Armando Maradona, uno de los más emblemáticos exponentes de uno de los deportes mas emocionates del planeta dejó el mundo de los vivos para pasar descansar en paz.
Su muerte fue un golpe duro, para quienes amamos este deporte y cuando tocamos la pelota no dejamos que nos la quiten.
Como a nadie que le gusta perder Diego era eso, el más apasionado dentro y fuera de la cancha, porque cuando jugó se lelvaba el equipo sobre sus espaldas y con sus ademanes y gritos impulsaba a sus compañeros para ir al frente en busca del arco contrario.
Quiñen no puede olvidar aquel partido de octavos de final del mundial de México, cuando a la Argentina le tocó enfrentar a su archirrival Inglaterra, que no era un solo oponente deportivo, sino era como el mismo enemigo por la distuda de pocos años antes de las Islas Malvina.
En ese partido, involvidable, primero fue la «mano de Dios» y luego la más excepcional jugada que nunca se vio, porque el Peluza iba desparramanado rivales en el campo de juego hasta convertir el gol mas importante que luego le dio el paso a la final que la ganó frente a Alemania (3-2). Campeón Argentina….
La rebeldía que desplegaba en el campo de jeugo, también la cultivó para su propia vida, por eso su inclinación hacia los más desprotegidos, auqneu aquellas posturas no gustace a los poderosos. Ese era Diego, amigo de Fidel y de las ideaa progresistas.
Ese Honbre que el mundo del fútbol vio brillar, ahora le toca llorar porque ya no podrá escuchar sus domentarios y consejos a los pibes (muchachos) como diría en su léxico argentino.
Un ejenplo porque supo reconocer un error como fue haber consumido drogas, un vicio al que lo empujaron quienes lo rodearon y lo embelecieron para vivir a su costa. Que cuando los necesitó, estaban perdidos y dejaron solo.
Ese el hombre de carne y huso que ahora dejó de existir y que no volveremos a ver, en especial sus más proximos allegados y por el que el mudo del fútbol está llorando. ¡¡Hasta pronto Diego!!